Aquí Narran Dos (1)

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NARRA THOMÁS.

Me dolía verla así, a pesar de que apenas hoy la conocí, pero sentía una fuerte conexión con ella, nunca me había sentido así por alguien. Ella era como un diamante, uno cubierto de barro, y necesitaba que alguien limpiara el barro, para que muestre que tan valiosa es, no todos aprecian un diamante que aparente ser una roca, pocos pueden ver y apreciar que tan valioso es un diamante. Pero había algo que me preocupaba, ella no sabía que tan valiosa es. Arrastre a Scarlet hasta los baños.

-¿Qué haces?- me pregunto confundida.

La observe por unos segundos, estaba pálida y tenía la nariz y ojos rojos, y algunas lágrimas amenazaban con liberarse de sus ojos, fije mi mirada en su labio, estaba sangrando.

-Te curaré esa herida- respondí sonriente.

-No, está bien, gracias, iré a mi casa y...- la interrumpí

-Se supone que a esta hora la mayoría de los padres están en sus hogares, ¿Qué les dirás sobre tu labio?, además se nota a leguas que estuviste llorando- le dije con ternura.

Ella agacho su cabeza y se lamio el labio herido.

-Está bien-me miró con los ojos cristalinos, y ese gesto hizo que me estremeciera. Ella se acercó al baño de mujeres y entro, yo miré hacia los costados para cerciórame de que nadie me miraba y la seguí. Observe como Scarlet se tocaba con mucha delicadeza la zona herida y hacía una mueca, yo sonreí, y fijé mi mirada en sus vestiduras, no llevaba falda, ladee la cabeza un poco, la mire de pies a cabeza, traía el cabello desordenado, la camisa era de unas dos tallas mayor a la de ella, traía pantalón jeans como yo, zapatillas de igual color que el de mi hermana, mi hermana… Maldición!!! Mi hermana, me había olvidado de ella, saque mi celular. 5 llamadas perdidas de Elizabeth, me golpee la frente inconscientemente, Scarlet me miró raro y rió con ganas.

-Por qué… balbuceas… además tu frente esta roja- dijo entre risas, luego respiro hondo mientras yo me sonrojaba, y me maldije por dentro- Thomás- La miré, ella seguía sonriendo pero me miraba tiernamente- tu frente en serio está muy roja.

Toqué mi frente, me ardía por el fuerte golpe que me dí- Scarlet espérame un minuto por favor- la miré a los ojos.

-Claro- asintió y se descolgó la mochila del hombro, buscando algo en ella.

Llamé a Elizabeth. Al primer pitido contestó. Oh oh, estaba en problemas.

-Thomás, ¿Dónde estás?, ¿Por qué no contestaste mis llamadas?-Exigió una muy molesta Elizabeth del otro lado.

-Elizabeth, cálmate sigo en el colegio, no conteste tus llamadas porque mi celular estaba en silencio, por lo que no me percaté de ellas, lo siento. Tú ¿dónde estás?

-Estoy con Laura, Gabriel y Maicol en la plaza 24 de septiembre. ¿Por qué sigues en el colegio?

-okey, estoy con una amiga en este momento- miré a Scarlet y ella sonrió un poco-espérame allí.

Y sin esperar respuesta de ella termine la llamada. Me acerque al lavamanos y vi que Scarlet había puesto una pequeña caja, la miré a ella, estaba buscando algo en su mochila, abrí la pequeña caja y me asombre, era un pequeño botiquín, lo que me hizo pensar, que tal vez ella se lastimaba a menudo, ¿o la lastimaban?. Saque un pedazo de algodón y lo empapé de alcohol, Scarlet seguía buscando algo en su mochila.

-¿Qué buscas?- pregunte mientras me acercaba a ella con el algodón en mano.

-Mi espejo, no lo encuentro.- me dijo sin dejar de buscar en su mochila.

MaravillosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora