D o m i n g o

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El sol entraba por la ventana de la habitación de su nuevo hogar, un apartamento más grande y más desordenado de lo normal.

Noya abría sus ojos lentamente y empezó admirar esa imagen despreocupada de su actual esposo, quién al despertar notó esos ojos castaños observándolo.

Ambos solo se sonrieron, haciéndo que ese momento sea de compelta paz y tranquilidad.

— Buenos días — Dijo tranquilamente el alto castaño.

— Buenos días, amor — Dijo el otro mientras acariciaba el largo cabello de su esposo.

Pero los momentos de paz en las mañanas acababa cuando una pequeña niña entraba gritando a la habitación de sus dos padres, subiéndose a su cama para despertarlos.

— ¡Buenos días! — Grito la pequeña castaña — ¡Hora de despertar! ¡Vamos a desayunar! 

— Buenos días Aiko.... — Dijo su alto padre sonriéndole.

— ¡Buenos días, vamos papás! ¡Vamos a cocinar!

— Ya vamos, ya vamos — Cansados y con bastante pereza ambos se levantaron.

— Aiko, pareces tener más energía de lo normal — Mencionó el más bajo. — ¿Hay algo por lo que estés emocionada?

— Papá dijo ayer que iba a hacer pancakes hoy — Dijo la niña bastante animada — ¡Así que vamos Pa, que tú lo vas a ayudar!

La niña tomo la mano de su papá Noya —ya que además era el más fácil de agarrar gracias a su altura— y juntos fueron a la cocina de si hogar.

Asahi rápidamente saco los ingredientes para el desayuno mientras Noya se encargaba que Aiko se queda sentada y quieta, ya que gracias a esa energía poder romper algo y lastimarse.

— ¿Así que tu le prometiste pancakes? — Mencionó Noya mientras se acurrucaba en los brazos de su novio — ¡Podrías mínimo avisarme, tengo bastante sueño! — Quejó.

— Lo siento — Dijo mientras recibía el abrazaso — Pero te veías tan cansado ayer así que preferí que sea una sorpresa

— ¿La sorpresa es que yo también ayude?

— N-No es a lo que me refería

— ¡Acabemos con es desayuno, yo también tengo hambre!

— Parece que Aiko ya está aprendiendo a quejarse gracias a alguien — Burlón Asahi menciono la actitud de su esposo, aunque no fuera algo que le molestara tanto.

— ¡Ella está en derecho de hacerlo!

Ambos solo se miraron y se sonrieron, sus "peleas" era así, nada muy enserio.

Asahi se puso a preparar esos tan esperados pancakes por la pequeña Aiko, mientras Noya cortaba trozos de fruta para que sea algo más saludable, además de preparar jugo para todos.

Al acabar se sentaron junto a la emocionada pequeña, quién apenas vio su plato empezó a devorarlo.

— ¡En serio que Aiko tenía hambre! — Menciono Noya muy asombrado.

— Aún está creciendo, supongo que es normal, ¿No?

— Eso creo....

Ellos eran bastante nuevos en eso de ser padres. Llevaban siendo padres por un año y aún tenían bastante que entender de ser una familia, pero era notorio que habían mejorado.

Aiko era una niña de seis años la cual fue abandonada en un orfanato por su madre a su año y medio —así que no recordaba nada de la mujer— y apesar de que poder adoptarla había tardado más de lo que esperaron, se logró.

 → ¡Ya somos familia! - Asanoya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora