Jeno no creía en las cosas paranormales, eran simplemente estupideces, hasta que lo conoció a él.
•Jeno Bottom¡Jaemin Top!
•Sexo explícito.
•Mención de Sangre.
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Jeno estaba paralizado ¿había escuchado bien, vampiro? Tampoco debía pensar mucho, los colmillos lo delataban, pero juraba que todas esas cosas eran mentira.
— ¿M-morder?
Jaemin asintió, sonriendo como si hablara del tiempo. Su mano fue hasta la mejilla de Jeno, mirándolo directamente a sus ojos, intentando no reír del manojo de nervios que provocaba en el adverso. El peli azul realmente era un humano bonito, le gustaba, su olor era dulzón y estaba seguro que su sangre sería igual de dulce.
— ¿No te gustaría, hum? ¿Saber qué se siente ser mordido por mi? — El tono de voz de Jaemin cambió lo suficiente para aturdir a Jeno, su mente daba vueltas. — Mírate, sabes que lo quieres, ¿No es así?
La mano de Jaemin bajó hasta el cuello de Jeno, donde sorprendió un poco a este apretando el lugar.
— S-sí.
Jaemin sonrío dejando ver los colmillos, acercándose a dar un beso en la mejilla de Jeno, pasando a la otra y luego a la congelada nariz, hasta que tuvo suficiente como para dejar un muy pequeño beso en sus labios, apenas pudiendo sentirlo.
Jeno se sentía raro, además de que claramente este Jaemin no era normal, ¡Se estaba besando con él apenas sabiendo su nombre! pero aún así, quería más, sabía que no era suficiente con eso.
Como si Jaemin leyera su mente, volviendo a besarlo, esta vez moviendo sus labios, encontrando algo divertida la forma en que Jeno intentaba seguir su ritmo, desesperado.
El peli blanco dejó en paz el cuello de Jeno, para pasarlo hasta el mentón de este, donde tironeó con suavidad, obligándolo a abrir la boca. Aprovechando, metió la lengua dentro de la cavidad, sintiendo como las manitos del peli azul iban hasta sus hombros, apretando la tela entre sus dedos. La lengua de Jaemin parecía que quería recordar cada rincón de la boca de Jeno para toda la eternidad, comiéndole la boca con hambre.
Jeno se separó agitado, sin mirar a Jaemin a los ojos, todavía sosteniéndose de su camisa negra.
El vampiro acarició nuevamente la mejilla de Jeno con sus fríos labios, bajando provocativamente por su cuello hasta el inició de la chaqueta de cuero de él, bajando el cierre en un pestañeo. La camisa que traía dentro Jeno era sencilla, de color blanco sólido.
Jaemin se tiró encima suyo, haciendo que Jeno quedara boca arriba y debajo de su cuerpo. Se sentó encima de él, quitando su propia camisa negra, dejando ver su trabajado cuerpo.
Jeno babeó ante el abdomen bien trabajado del vampiro. Sin pensarlo, su mano se dirigió hasta ese lugar, acariciando bajo su palma la blanca piel.
— Deja de babear, cielo.
Jeno miró hacía arriba, sintiéndose algo inferior ante aquel ser, demasiado perfecto para ser real.
Jaemin bajó sus manos, acariciando por encima de la camisa blanca antes de por el desespero, arrancarla como si se tratara de papel.
