𝐍𝐨 𝐡𝐚𝐲 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐬𝐢 𝐩𝐚𝐩𝐚 𝐝𝐢𝐜𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐍𝐎 ━━ C.H.

🌹RusArg. [ Desconfianza 2°]

Luego de que Italia le halla cerrado –literalmente– la puerta de la casa en su cara, el ex príncipe ruso no iba a quedarse de brazos cruzados así como así.
Rodeó la mansión yendo hasta donde la ventana del dormitorio del Argentina.

Afortunadamente era de noche; tomó unas piedras de entre los rosales y lanzó unas cuantas para llamar la atención del albiceleste.
Argentina no tardo en asomarse.

—mi ruru'.— dijo con bastante emoción el latino al notar al tricolor allí.

—me dijiste que tu padre iba a reaccionar bien.— reclamó luego de recordar las anteriores palabras que el italiano le dijo. No. No iba a obedecer ni a respetar su decisión, él no iba a alejarse de su novio tercermundista.

—hasta ni Alberto se esperó aquella reacción, te juro que pensaba que iba a reaccionar de otra manera.— contestó luego de mostrar por instantes a su iguana y devolverla a su dormitorio para dejarla reposar sobre la cama.
Sacó un poco más su cuerpo por la ventana para hablar mejor con su pareja —che, ¿te asustaste?.—

—por supuesto que no,— se apresuró a mentir sacando unas cuantas risas en el latino —bueno...acepto que me puse algo nervioso, pero no estuve asustado.

—dejate de chamuyarme porque te re cagabas de miedo sentado en la mesa frente a mi papá.
Olió hasta tu miedo.— comentó sin dejar de soltar risas que contagio solo un poco al eslavo.

Italia pensaba: ¿en qué momento descuidó tanto a su hijo para que esté terminará junto a aquel comunista?. A tenido suficiente con los rusos durante tanto tiempo.

Acepta que Rusia no parece ser como su padre y que tal vez su forma de ser sea mucho más cálida que la del soviético, pero eso no quita el hecho de todo lo que ha vivo gracias a él...o más bien, gracias a su padre.

—forse questo è egoista. [Tal vez esté siendo egoísta.]— dedujo luego de endulzar su té con dos cucharadas de azúcar; antes de dar su primer sorbo un ruido bastante extraño de algo pesado caer desde el segundo piso lo alertó —.¡¿Argentina?!.— esperó por alguna respuesta. No hubo tal.
Subió las escaleras esperando no hallarse con algún accidente de su hijo en su dormitorio.
Al ingresar sin tocar, grande fue su sorpresa cuando, se encontró al menor cerrando su guardarropas con bastante rapidez —Quello che è successo?. [¿Qué paso?.]

—¿ah?...digo...¿quello che è successo?,— repitió la indagación de su padre. Italia asintió, buscando alguna anormalidad en aquel desordenado dormitorio —non è successo niente ... sul serio. [no paso nada... en serio.]

—Cos'era quel rumore allora?. [¿Qué fue aquel estruendo entonces?.]—

—Alberto.— señaló al reptil.
Italia miró con seriedad al latino.

—Come poteva qualcosa come Alberto aver causato un rumore così forte e forte?. [¿Cómo algo como Alberto pudo haber provocando un ruido tan fuerte y pesado?.]— preguntó de modo que quería arrinconar a su hijo con las excusas para saber si mentía o no.

—Non sottovalutare quell'animale, può mangiarti se vuole. [No subestimes a ese animal, puede comerte si se lo propone.]— Italia decidió confiar y devolverse a la cocina nuevamente.
Cuando al fin la puerta se cerró del dormitorio, Argentina abrió la puerta de su guardarropas en donde Rusia se había escondido —¿Estás cómodo?.

—lava tu ropa para la próxima, aquí apesta.— criticó luego de quitar de su rostro una playera de la selección argenta.

—era eso o enfrentarte a que mi papá te encuentre en mi pieza.—

—fue muy cruel.— mencionó luego de adueñarse de la mayor parte de la cama de su novio. El argentino no tuvo de otra que subirse encima de él —¿Acaso le eh dado motivos para desconfiar de mí durante estos años?.

—bueno, capaz la casi tercera guerra mundial en la que te ibas a meterte por pelotudo a favor de Irak, te halla dejado en una posición mala con él.— dedujo el latino.

—¿acaso debía de quedarme quieto luego de lo que Estado Unidos hizo?. Es un imbécil.— insultó. Hablar del estadounidense le asqueaba. Durante tiempo intento cambiar su relación pero en esté último año ha dado mucho de que hablar.

—¿y a vos que te importa lo que ese yankee haga?. Cuando te la haga a vos, hay sí hacelo caga. ¿Entendes?.— era tan imposible ganarle en las discusiones. Argentina siempre lograba convencerlo de lo que fuese y el Ruso, cual tonto enamorado, siempre le obedecía —Además, si ese boludo de Estados Unidos te toca, me va tener más miedo a mí que a cualquier otra potencia.

—ты такой милый. [Eres tan lindo].—

—Я знаю. [Lo sé].—

Ambos países demostraban amarse, la diferencia de edades no impidió nada. Argentina amaba a Rusia y el ruso también lo amaba. Todo hubiera sido perfecto si tan solo Italia comprendiera.

Hablando del italiano, no había tenido mejor momento de subir nuevamente a la habitación de su hijo para llevarle un plato de comida.

Lo que paso después no sería de sorpresa para muchos. Sacó al ruso de la casa a escobazos.

—¡papá!, ¡aguanta, me lo vas a lastimar!.— suplicó el argentino yendo detrás del italiano el cual no dejaba de agitar la escoba con intenciones de golpear a Rusia. Esté era más rápido por lo que llegar a la puerta de aquella mansión ileso fue un milagro de todos los santos.

—E non osare tornare indietro o parlare con mio figlio!. [¡Y no te atrevas a regresar ni a hablarle a mi hijo!].—

—por lo visto, vos querés que yo termine entrando al sacerdocio.— recriminó.

—stai zitto o ti mando per un mese intero con il Vaticano. [Callate o te enviare por un mes entero con el Vaticano].—