Todos los participantes de la cena de esa noche aplaudieron al escuchar que había 2 visitantes esa noche. Algunos los reconocía por haberlos visto en la tierra y otros por ser los protagonistas de cada historia, que recordaba a la perfección.
Nos sentamos a la mesa y mientras servían postres y manjares por montón pude reconocer al papá de mi primo, Milton, quien había muerto casi 7 años atrás, se veía sonriente y divertido. Al notar mi mirada me guiñó un ojo y continuó conversando con su madre, quien también estaba allá desde hacía 2 años.
Poco a poco mi mamá me presentó a cada tía y a cada tío que ya se encontraban allá, todos eran como los imaginaba.
Comimos y conversamos, mi mami cantó para deleitarnos a cada uno de nosotros con su bella voz y al final de la noche brindamos por el reencuentro de unos y la reunión nueva de otros.
Al llegar a la casa de mi madre, se quitó los tacones y me miró divertida.
-¿Quieres comer crispetas y tomar té? ¿Cómo en los viejos tiempos?
-Claro que quiero... yo sería la más felíz- dije con los ojos brillantes de alegría.
Ella fue a la cocina mientras yo acomodaba la cama y prendía el televisor, después de unos 10 minutos entró a la habitación y me entregó el té, puso el bowl con crispetas sobre la mesa de noche y apagó la luz, se recostó a mi lado y yo me acerqué en su hombro y sin querer, comencé a llorar.
-Te extrañé tanto mamá-
-Y yo a ti hija, no llores, yo siempre estaré contigo- dijo mirándome y pasando una de sus delicadas manos sobre mi nariz.
Cerré los ojos y la abracé, luego ella puso una película y me ofreció el bowl repleto.
Comimos y al rato nos quedamos profundamente dormidas, había terminado el día uno en el cielo, y todo marchaba bien.
La aventura que viviría me emocionaba mucho.
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Escuché un gallo cantar y supe que eran las 6 am, hora de iniciar la travesía por ese hermoso lugar del que nunca regresas.
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Otro capítulo, buenas noches gente ♡
