⌗𝗰𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟬𝟭 ❜

4.4K 431 87
                                    

Un par de meses antes...

Aclaró su garganta mientras arreglaba su cabello y camisa. Los nervios lo consumían por dentro como un agujero negro. Por fin se iba a declarar, por primera vez en su vida él sería el primero en dar los pasos principales de la relación, y la sensación era todo lo contrario a lo que había escuchado. Varios decían que era una sensación hermosa, y era normal estar nervioso, pero JiSung en esos momentos tenía ganas de vomitar. No era como mariposas o fuegos artificiales, él sentía que en breves le iba a dar un paro cardíaco y esperaba estar cerca de un hospital.

Por fin iba a entregar su corazón y tiempo a quien tanto le había gustado desde hace dos años y, ahora, lo traía enamorado como una colegiala.

Miró por el ventanal el interior de la cafetería, tratando de divisar a su amigo de pelos castaños entre las pocas personas que había en el establecimiento; lo encontró en una mesa del fondo con su móvil. JiSung tragó saliva, pensando seriamente si entrar o no.

Quería y necesitaba expresarle a MinHo todo lo que sentía por él, pero la simple idea de que el mayor se riera en su cara, lo aterraba y hacía que retrocediera inseguro. Aunque había estado planeando e imaginado este momento desde hace tiempo, preparándose mentalmente por si llegaba a ser rechazado o de no descontrolarse si la respuesta era positiva. Pero admitía que seguía igual de aterrado y frotaba constantemente sus manos con nerviosismo.

Antes era un gusto, tal vez hasta un capricho; pero cada cosa y rato hacía que ese simple gusto creciera y terminara con el pelinegro arrastrándose por donde MinHo pisaba. Sentía celos cuando este hablaba con cualquier persona; tenia esa manía de reírse como niña por chistes malísimos o comentarios absurdos por parte del mayor; llorara para llamar su atención; etc. Demasiadas humillaciones que el mismísimo Han JiSung, quien había contado cada acto, perdió la cuenta.

Respiró profunda y dificultosamente, caminando hasta la puerta de color café.

Estaba seguro; hoy sería el día en que MinHo se daría cuenta que traía enamorado a su mejor amigo.

Pero algo en el cuerpo de JiSung se sacudió, un escalofrió le recorrió cada una de sus extremidades, y de repente se vió caminando en sentido contrario del establecimiento.

«Deja de tener miedo, Han» Se confrontó a sí mismo, volviendo a dar la vuelta sobre sus pies y entrar en esa cafetería e ir a la mesa de su -por ahora- amigo.

Tocó el hombro de MinHo y este giró a mirarlo con una sonrisa, provocando que su dientes se vieran. El corazón del pelinegro explotó en latidos y sus piernas temblaron.

«¡Corre! Dejaste la puerta de casa abierta ¡Todavía hay tiempo para volver!» Su subconsciente trataba de hacerlo echar para atrás, de mentirse a sí mismo para que se fuera y dejara al castaño, porque tal vez se arrepentiría de varias cosas si llegaba a confesarse.

— Pensé que no vendrías. — MinHo soltó una risa entre dientes por el comentario. JiSung, con una sonrisa, se sentó en la silla que estaba adelante del menor.

— No te dejaría plantado. — contestó el castaño viéndolo a los ojos, aún con su sonrisa encantadora. — Te compré un batido. — aclaró, señalando la bebida de color rosa.

— Gracias. — se sonrojó el menor.

MinHo siempre había sido así y nunca se sonrojaba por esos detalles; quería suponer que eran los nervios. Tomó un sorbo del batido para tratar de bajar el color carmesí que adornaba sus pálidos cachetes.

Él había venido por un motivo: declararse, y ya estaba sonrojado y jugando nerviosamente con sus dedos debajo de la mesa mientras que su amigo miraba nuevamente su móvil, esperando a que le dijera el porqué de la repentina llamada, pidiéndole ir a esa cafetería.

— ¿Honnie? — tuvo que inhalar y exhalar constantemente para decir su nombre sin entrecortarse o ahogarse con su propia saliva.

— ¿Si? — preguntó él, dejando su móvil encima de la mesa.

— Q-quisiera... — ya estaba tartamudeando y no le gustaba para nada, y menos que MinHo lo mirara atento, buscando contacto visual. JiSung soltó un suspiro entrecortado, hasta pareció un sollozó, del cual MinHo se preocupó.

— ¿Qué sucede, JiSung? — intentó agarrar la barbilla del menor para así ver su tierno rostro, pero el pelinegro se negó y detuvo la mano del mayor.

Desde un principio quería decírselo de una manera directa, el "Me gustas." Pero no se atrevía y decidió por decirlo de una manera más "camuflada", una indirecta en otras palabras.

— Quisiera ir al siguiente nivel. — un nudo se le había formado en la garganta y tuvo que morderse el labio inferior para no dejar escapar un sollozo. MinHo frunció el ceño.

— ¿No te gusta aquí? — JiSung alzó una ceja, sin entender a que se refería. — Bueno, pensé que te gustaba estar en esta mesa, pero claro que podemos ir al piso de arriba. — el castaño agarró su batido y se dirigió a las escaleras, mientras que al menor se le había caído la mandíbula –y esperanzas-.

Malinterpretó sus palabras. Intentó remediarlo de inmediato, decir otra expresionismo que sea más clara sobre ser pareja.

— ¿Jisunggie? — el mencionado lo mira, estaba esperando a que reaccionara y poder subir al segundo piso como lo había "pedido". Rendido, JiSung asintió y se puso de pie mientras agarraba su bebida e iba junto al mayor, quien ya estaba subiendo las escaleras.

— Eres un idiota. — musitó para luego seguirlo.

Hoy no era el día correcto para declararse.

◞♡°

920 palabras.
Nanay.

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐓𝐔𝐏𝐈𝐃 ー minsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora