Capitulo 13

581 32 13
                                    

Salgo secando mi cabello con la toalla, me sirvió el baño relajante en la tina. Me quito el albornoz y me hago de la crema corporal, comienzo a aplicarme en las piernas. Mi piel es sensible y debo mantenerla hidratada.

Suele marcarse con facilidad.

Sin quererlo recuerdo las manos de Giovanni acariciando mis muslos y apretándolos. La forma voraz de besarme y dejarse llevar por los impulsos que me condenan a mí a pensamientos indebidos. Es que es injusto.

Totalmente injusto.

Aunque mi mente diga que no me parecen correctas sus caricias y lo que provoca en mí, mi cuerpo afirma lo contrario, y me frustra no aclararme. Siempre que lo veo o pienso me pongo nerviosa y siento pequeños cosquilleos recorrerme. Nuevo...

Y siendo sincera conmigo misma, no es algo que me desagrade del todo.

Pero sí que me confunde.

No sé qué quiera él de mí, no sé porque se empeña en coquetearme, desconozco la razón por la que me trata tan bien, porque le gusta ponerme nerviosa, tentar mis límites.

Y si soy sincera conmigo misma, tampoco sé qué espero de él, o tan siquiera qué quiero, solo me deslumbra todo lo que provoca en mi cuerpo con tan solo una pequeña caricia, así sea un mínimo roce de su mano con la mía. Cuando lo tengo cerca es como si mi carácter se fuera a lo más recóndito de mi ser, actúo como si fuese llevada por mi instinto, una mujer que lo que sabe es decir que sí a todo lo que le dicen, a lo que su cuerpo clama. Una mujer adentrándose en territorios desconocidos, cautelosa y maravillada.

Y precisamente es eso lo que me sucede con él, no sé porque carajos no le puedo decir que no a lo que me pide y eso me molesta, es como si mi subconsciente acatara las órdenes dadas por él sin permitirme a mí pensar.

Suspiro.

Me pongo unas bragas de encaje, junto a una bata de satén con encajes en la parte de los senos, en color blanco. Mis pijamas varían entre batas de este tipo, shorts pequeños con camisas o algunas de las camisas de mi padre, aunque esas últimas las uso cuando estoy deprimida o triste, solo para sentirlo más cerca, algo estúpido para otros, pero no para mí.

Siento en sus camisas la misma calidez que sentía en sus brazos.

Seco mi cabello con mi secadora y lo peino dejándolo suelto como lo tuve en todo el día. Voy y me aplico un poco de perfume.

Con el primer sueldo pagaré un apartamento, tengo que ir buscando uno que se adapte a mis necesidades, eso de estar viviendo en un hotel no me va, por más cómodo que sea no es bueno para mis fondos, que además no son tantos.

Llamo a recepción para pedir el servicio de comida a la habitación. Pido de antipasto carpaccio de ternera, para el primer plato spaghettis a la carbonara y de postre cannolis, parece que fuera a alimentar a un batallón pero no, es para mi solita.

En Italia suelen tener un montón de platillos a la hora de comer.

Me recuesto en la cama, pensando en todo lo que ha sucedido desde que pisé Florencia. Cosas que me hacer avergonzarme de mí misma.

Sigo sin entender como es que mi carácter se esconde cuando de Giovanni se trata, es algo sumamente raro. Él se ha mostrado coqueto, seductor y caballeroso desde que lo conozco y eso se me hace extraño, nunca he conocido a un hombre que sea así sin tener intensiones ocultas y no creo que él vaya a ser la excepción. Solo espero que mis pensamientos sean erróneos y que lo esté juzgando mal sin conocerlo.

Escucho unos golpes en la puerta, el servicio llegó rápido. Ni siquiera me detuve a pensar en cómo estaba vestida o si quiera agarrar un albornoz para cubrirme cuando ya estaba abriendo la puerta sin detenerme a observar por la mirilla.

Tentación italiana (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora