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—–Que más pasó?—– preguntó nervioso.

—–Bueno, dijiste que te habías excitado y que estabas muy borracho—– el castaño manejaba a donde el platinado le dijo mientras resumía la noche anterior.

Realmente no sabía con qué cara mirarlo a él, o a sus amigos... o a Kakuzu.

—–Entonces te acercaste a mí y me pediste que te besara, pero me llamaste "Kuzu"—– mierda, ese era el cursi apodo que le decía al moreno en secreto.

—–Oye, discúlpame por todo—– ya no sabía como simular su ansiedad —–Dejemos esto aquí, como una noche de bar y sigamos nuestras vidas normalmente—– dijo suspirando pesadamente, el chico solo asintió.

Quedaron unos minutos en silencio, ya estaban cerca del departamento del albino, por lo que él fue preparando sus llaves.

—–Quién es él?—– preguntó curioso.

Por él sabía que se trataba de su moreno, se sonrojó levemente y lo miró.

—–Es alguien cercano e importante para mí, solo que no me gusta demostrárselo—– dijo algo apenado y cabizbajo, pero con una media sonrisa.

—–Y te gusta?—– apoyó su mano en su hombro en modo de consuelo.

—–Sí—– dijo casi inmediatamente —–Digo, sí, es bastante guapo, sus ojos y su cuerpo, e-esta bien bueno la verdad.

El castaño río estacionando frente al departamento del mayor.

—–Y como persona, te gusta?—– lo miró sonriente.

Si le gustaba como persona?, nunca lo pensó, a decir verdad, no conocía casi nada acerca del ojiverde y esa pregunta, solo le dejó más preguntas.

—–N-No lo sé.—– vió al chico por última vez y se bajó del coche —–Gracias por traerme... em...

—–Me llamo Shuji—– sonrió.

—–Gracias, Shuji.

Fue casi corriendo a su hogar.
Entró encontrándose con el moreno sentado en el gran sillón que tenía, cruzado de brazos y notoriamente, enojado.

—–Kakuzu, oye, perdón por el retraso, y-yo, ya mismo voy a ponerme otra ropa y luego nos iremos asi qu-

—–¡Hidan!—– se levantó enfrentándolo.

El menor se quedó inmóvil pero aún así lo desafiaría, frunció ambas cejas y lo miró fijamente.

—–Ya cancelé la cita del mediodía—– el ambiente esta muy tenso —–Iremos en la noche.

El albino solo asintió y lo rodeó, yendo a su habitación.

Comenzó a desvestirse, dejando aquel sucio traje en el suelo.

—–Quién te trajo?—– preguntó recostándose sobre el marco de la puerta.

—–Un conocido.

—–Desde cuando tienes conocidos?—– frunció una ceja.

—–Desde cuándo te preocupas tanto por mi?!—– se dió vuelta mirándolo, otra vez, desafiándolo.

Se miraron serios sin decir nada y los segundos parecían ser eternos.

Finalmente el mayor lo tomó de los hombros, acortando la distancia entre ellos en un abrazo.

—–Mocoso—– suspiró pesado —–Siempre me preocupé por ti.

El menor se quedó en silencio respondiendo al abrazo.

—–Pero necesito que seas sincero conm-

—–Creo que te engañé—– lo interrumpió de repente, enterrando su rostro en el cuello del moreno.

El mayor de ahí tragó duro y apretó más el abrazo.

—–Lo sé, pero realmente no me engañaste.—– le susurró en su oído —–Eres libre de hacer lo que quieras, no somos nada.

Aquellas palabras destrozaron al más bajo, pero, ¿por qué?, él tenía razón, no eran absolutamente nada pero, escuchar aquello del mayor y que realmente lo vea y sienta así, simplemente le dolió mucho.

—–Puedes cocinar?, tengo hambre—– una fina lágrima brotó de su ojo.

—–Sí, prepararé arroz con atún fresco, quieres?—– aún conservaba aquel tono serio, se separó de él y lo miró fijamente.

—–Sí, esta bien—– agachó su cabeza y lo vió irse a la cocina.

Realmente le dolía mucho, pero no podía reclamar nada, eran una simple relación abierta, sin ataduras ni nada.

Unas cuantas lágrimas más salieron mientras llevaba la ropa a lavar, pero no hizo ningún ruido.

Por otro lado, en la cocina, un moreno también destrozado estaba cocinando.

"Justo cuándo creí que sentías algo" pensaba mientras agarró con fuerza aquella cajita en su bolsillo.

—–Mierda, Hidan—– susurró con ojos brillosos.

anyways | KakuHidan |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora