Princesa de la terraza

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Mara estaba a punto de leer el diario de (t/n) y conocer todos los secretos que su corazón guardaba pero, alguien lo impide. Alguien que Mara no puede ver...
Una pequeña lluvia cae sobre ella, que a pesar que lleva un impermeable logra mojarla. Se sorprende demasiado y se mueve del lugar para ver que fue lo que la mojó.—¿pero que es esto?—mira hacia arriba asustada.—¿cómo puede ser?—después pone una sonrisa burlona.—lo voy a leer igual.— se dispone a abrir el diario de nuevo pero el mago, quien está ocasionando todo, vuelve hacer llover sobre ella.

Cierra nuevamente el diario y se aleja del lugar.—está es cosa tuya, tonta.—dice refiriéndose a (t/n).— pero no me importa, yo voy a leer este diario.—Mara se ríe de una manera muy inquietante. Una risa de maldad pura. Lo abre de nuevo y la lluvia cae con más fuerza sobre ella.— está vez se pone a llorar y gritar de una manera muy desesperada. Mara ya siente miedo, corre y devuelve el diario donde lo encontró. Mara comienza a llamar a Marcos desesperadamente de una forma más o menos tranquila pero cuando el nunca llega levanta la voz.—¡MARCOS!—chilla y este aparece en unos segundos en la terraza. Sube por las escaleras y va donde Mara.

—Si, señorita ¿que necesita?—dice con una voz chillona.

—¿no ves que está lloviendo?—pregunta Mara y Marcos la mira de pies a cabeza.—¿no ves que estoy toda empapada?—Marcos mira hacia arriba y estira sus manos.

—pero ¿cómo vas a estar lloviendo? ¡Si el tiempo está divino!—dice abriendo sus brazos.

—Cállate la boca, loser.—dice Mara ya irritada.— y trae algo para secarme. Marcos molesto hace caso y baja las escaleras con Mara siguiéndole por detrás.

•••

El timbre suena por toda la casa así que (t/n) se va a directo a abrir la puerta mientras va cantando una canción por lo bajo. Luego se detiene en la puerta porque ve los pétalos de una flor amarilla tirados en el suelo. El timbre vuelve a sonar ella se gira nuevamente a la puerta.

—Ya va, calma. Que ansiosos— abre la puerta. Manuel y Bia tienen una sonrisa en la cara—¡chicos!

—(t/n).— dice animadamente Manuel entrando junto a Bia a la mansión.—cuando bajamos de la terraza pero dieron este sobre para ti.— (t/n) intenta alcanzarlo pero Manuel lo aparte un poco.—y me dijeron.—se aclara la garganta y habla con una voz más ronca.— para la princesa de la terraza.—Entonces Manuel le da el sobre.

—y esta flor.— dice Bia entregándole una flor amarilla. Ella la toma y sonríe.

—Ay, no se. No se me ocurre quien me pudo haber escrito esta carta.—dice con una sonrisa. Manuel y Bia la observan con una sonrisa desde la puerta.

—Me parece que nuestro vecino el poeta se está enamorado.— Bia mira a Manuel asintiendo y este le da un beso de despedida.— adiós.— Bia se va hacia arriba quedando (t/n) sola en el living.

No podía creerlo, era todo lo que (t/n) quería. Era como si escuchase campanas de amor sosteniendo aquella carta que ansiaba leer pero solo el hecho que alguien se la hubiese escrito era lo más sorprendente. Otras chicas que trabajaban en la mansión se había acercado y ella con mucho entusiasmo les había contado que el vecino le había escrito una carta. Así que sin poder más entre las chicas abrió la carta.—Jueves 14 de julio.—las chicas le quitaron la carta por un momento pasándoselas entre ellas pero al final se la devolvieron. (T/n) no quería perderla por nada del mundo pero cuando estaba por leerla Marcos aparece de algún lado y se la arrebata.

—¡está carta es mía!—sale corriendo.—es mía.

—¡No!—grita (t/n) y junto a las chicas salen corriendo detrás de él para recuperarla.

Princesa de la terraza (Alex y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora