Capítulo uno

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May y el pequeño príncipe estaban en la gran habitación del segundo nombrado. La mayor acomodando algunas cosas del pequeño, y este estaba dando saltos por toda su cama.

May ríe por la actitud del pequeño, se acerca a este para tratar de tranquilzarlo, acostarlo y acurrucarlo. Ya era demasiado tarde, si el padre del pequeño se entera de que su hijo aún no está dormido a estas horas, seguro se volvería loco.

-¡Mamá! ¿Yo seré el futuro rey?- Pregunta el castaño, acomodándose en su cama.

-Cuando tengas la edad suficiente, serás el futuro rey, hijo.- Le contesta, sentándose en la cama del pequeño, al lado de este.

-¿Todo el castillo será mío?

-Si, hijo. El castillo sera tuyo, y tendrás que gorbernar este reino. Pero, aún eres pequeño para pensar en estas cosas.- Aclara, acariciando el cuero cabelludo del contrario.

-¿Tú estarás a mi lado cuando me hagan rey, verdad?

May lo mira y le sonríe.

-Espero que si, hijo.- Finaliza, dándole un beso en la frente.- Bien, duérmete o no serás rey.- Ordena. Peter asiente con la cabeza.

May se queda un rato mirándolo, sonríe nuevamente, da media vuelta y sale por la gran puerta de aquella habitación.

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Peter se encontraba parado, firme y quieto, mirando a su mayordomo Jarvis colocándole los últimos detalles a su formal traje.

Jarvis levanta la vista, chocando miradas con el castaño. Nota que tiene una mirada perdida, parecía triste, algo decaído.

-Joven Peter, ¿Se encuentra bien?- Pregunta, alejándose un poco.

Suspira, bajando los brazos y relajándose en su lugar.- Si, Jarvis, estoy bien.- Aclara. El mayordomo lo mira, sabía bien el cuando mentía y cuando decía la verdad.

-Sabes que no puede mentirme, joven Peter. ¿Que le sucede?- Insistió, acercándose a una pequeña mesa para agarrar de esta una pequeña tetera de porcelana y servir un poco de té en unos de las pequeñas tazas del mismo material.

-Extraño a mi madre, Jarvis.- Contesta, agarrando la pequeña taza junto con el platito que el mayor le había entregado.- No es lo mismo sin ella.- Finaliza, mirando el té dentro de esa taza.

-Nada es lo mismo cuando una persona la cual amas mucho, ya no está en tu vida.- Se lleva la taza a sus labios, toma un poco y continua:- Yo también extraño a la reina, joven Peter. Todos en este pueblo la extrañamos.- Mira al castaño, este le sonríe.- Yo perdí a mi esposa hace unos años atrás, desde su perdida, no fue lo mismo. Pero, de igual manera, seguí para delante. Y eso tienes que hacer tú, joven Peter, no dejes que la perdida de una persona detenga tú vida.- Finaliza. El castaño lo mira en silencio por unos segundos y luego sonríe.

-Gracias, Jarvis. No sabría que hacer sin tí.

-Yo igual lo quiero, joven Peter. Ahora..- Dejó la taza en la pequeña mesita ya dicha.- Levanté los brazos, aún faltan algunas cosas que agregar.- Peter asiente con la cabeza, le entrega la taza a Jarvis y le hace caso.

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-Recuerda, Peter, se siempre educado con las damas y vístete bien. Ese es el primer paso que tienes que cumplir para tu primer baile.- May levantó su mano junto su dedo índice, con su otro brazo detrás de ella, caminando de un lado a otro.

-¿En los bailes habrán príncipes también?- Preguntó curioso el castaño, derramando inocencia por todos lados.

May se queda parada, pensando.- Vendrán tus primos que también son príncipes. Si a eso te refieres.- Dice, mirando a su hijo. Este niega con la cabeza.

-No, eso no... Digo, ¿Tendré que bailar sólo con princesas? ¿O también puedo bailar con príncipes?- Volvió a preguntar de la misma forma, con una tierna sonrisa en su rostro, moviendo sus piernas hacía delante y atrás.

May lo volvió a mirar, se acercó a su hijo y se sentó al lado de el. Suspiró y dijo:- Peter, hijo, ¿Sabes? Me encantaría que bailaras con príncipes también, pero las reglas dicen que el futuro rey tendrá que bailar con una princesa, y comprometerse con ella después de un tiempo.

-¿Comprometer?

May le sonríe.

-Bailarás con una princesa cuando seas grande, hijo. Luego entenderás lo demás.- Acaricia con delicadeza la mejilla del contrario, Peter sonríe.

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Peter se encontraba parado, con sus manos posadas en el barandal, viendo a lo lejos como muchas princesas entraban y eran presentadas.

El ya estaba cansado de todo esto; siempre repitiendo lo mismo cada fin de semana. Bailaba con alguna dama, terminaban el baile y se iba. Y así con varias mujeres. Luego de bailar, tenía que elegir a una mujer para así en un futuro comprometerse, pero negaba y se iba.

El creía que aún no estaba listo para todo esto, tenía que tomarse su tiempo para pensar las cosas. Aunque, ya pasaron seis años y aún sin respuesta.

Luego de los aburridos bailes, se despidió de todos y se encerró en su habitación. Se sacó la corona, los zapatos y se tiró a la cama, suspirando cansado.

-Joven Peter.- Jarvis llamó, tocando la puerta dos veces.

-Adelante.- Jarvis accedió a la habitación.- Jarvis, ¿Que me pasa?

-¿Porque lo pregunta?- Cierra la puerta con lentitud, se acerca a la cama del principe y se para formalmente, mirandolo.

Peter lo mira por unos segundos.- Siéntate, Jarvis, me pones nervioso.

El mayor asiente y hace caso; sentándose en la esquina de la gran cama.

-¿Que le sucede, joven Peter?

-¿Porque no puedo elegir a una mujer? Son todas bonitas, Jarvis, pero siento que aún no estoy listo...- Vuelve a suspirar, sentándose en su cama, mirando al nombrado.

-Aún tiene tiempo para pensar todo con claridad, joven Peter.

-Ya pasaron seis años, Jarvis... Y por favor, dígame Peter.- El de alta edad asiente con la cabeza.

-Bien, Peter. Si, pasaron seis años, pero aún hay tiempo para elegir. Tómese esto con calma.

Peter se queda mirando el techo, pesando. Jarvis solo lo mira en silencio.

-¿Que es el amor?

•No, i'm a prince | Spideypool os•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora