EUPHORIA

EL PASADO QUE REGRESA

Alrededor de las cinco de la mañana una chica borracha y drogada trataba de caminar sin tropezarse con sus mismos pies. Tratando de encontrar la maldita cerradura de su supuesto hogar, no le importaba si la escuchaban, ella solo quería dormir, descansar después de un día tan pesado. Su mamá por fin se había dignado a llamar, se lo podía ahorrar, ella ya no la necesitaba y sobretodo nunca haría lo que le pidió, nunca regresaría a él... ya no lo amaba.
-¡¿Quieres de una buona vez abrir ese maldita puerta?!- Por un momento Estela se asustó pero luego reconoció esa voz inamovible y irritable.
-Si tienes tantas ganas de entrar entonces ábrela tu- Estela le estaba tratando de dar la llave cuando casi tropieza con sus mismo pies, afortunadamente Nate logra sostenerla por la cintura, evitando que se caiga de cabeza contra la barandilla.
-¿Porque tomaste tanto tonta?- dijo Nate poniendo su mano libre sobre la mejilla de Estela y llevándola aún más cerca de el, los cuerpos tan pegados que ambos podían escuchar el latido del otro.
-¿Que te pasa, estupido? Solo abre esa maldita puerta- Estela se liberó abruptamente de los brazos de su hermano y esperó a que abriera la puerta.

Chapter 8

Estela apenas se había despertado cuando bajando al piso inferior, su querido padre le había dirigido la palabra. Normalmente solo la ignoraba, ese cambio repentino significaba solo una cosa... había hablado con su madre.
-Hija hoy retomas de nuevo las sesiones de terapia con el doctor Rossi- Cal intentaba hablar con Estela pero ella solo lo ignoraba olímpicamente. Tratando entonces de no perder la poca pazienza que tenía, añadió -Tu hermano Nate te acompañará después de su entrenamiento, así que estas obligada a ir señorita-
Estela que ni siquiera se había percatado de la presencia estoica de Nate, como siempre solo los ignoró, no perdería su tiempo pensando a esa situación de mierda... no retomaría de nuevo ese camino.
-¡Wow Cal, me sorprendes! Hasta pareces un pobre padre preocupado por el bienestar de su pequeña niña. Te daré un consejo, conmigo no tienes que fingir, ahórrate el espectáculo de padre amoroso, en todos estos años nunca te importé y espero que siga siendo así-
-No seas tan dramática hermanita, no es como si a mí me encantara ser tu chofer y constantemente soportar tu malhumor- Nate como siempre se comportaba como un patán sin sentimientos, sin embargo extrañamente fue regañado por su padre y entonces pudo solo añadir -Perdón, se me había olvidado que te tenemos que soportar solo porque eres una maldita demente-
El chico se había acercando tanto a su hermana que sus respiraciones cochaban, lo último lo había susurrado para que solo Estela lo pudiera escuchar.
-Ya que por fin te quedó claro que soy una maldita demente mantente alejado de mí si no quieres que te dé tu merecido, ¡imbécil de mierda!-
Estela ya estaba agobiada, el día apenas empezaba y ya se sentía un jodido suplicio en su cabeza, Cal mientras tanto ya se había ido y Nate solo continuaba fastidiando.
-Maldición Nate, solo cállate- la chica ya había perdido completamente su poca tolerancia, ya no podía soportar su estúpida voz de idiota, quería solo comer algo en santa paz sin tener que ser fastidiada. Así que llevó su mano libre sobre la boca de su hermano y con la otra trataba de comer sus cereales -Ves, calladito te ves más bonito- Nate que miraba embobado la sonrisa de su hermana, por segundos solo pensó en cómo se sentiría probar esos estúpidos labios.