CAPITULO 3

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Mucha ropa, lujos, y buena vida le proveía el padre de Ashley. Era su única hija,  su madre la consentía también en muchos de sus caprichos. Sus amistades las  reclutaba siempre por interés. La dominaba y seducía el dinero, el poder, la avaricia.

Desde pequeña estuvo inscrita en las mejores clases de baile, canto y deportes. Sus notas eran regulares, pero siempre fue la” reina del colegio”.

Nunca supo lo que significaba un NO como respuesta porque todo se le daba gratuitamente. Cuando llegó a Miami, enfrentó algunos inconvenientes por vivir sola, ya no tenía su chofer privado ni la nana que le daba de comer sus comidas preferidas, pero el dinero para sus caprichos lo enviaba su padre. Él prefería que ella trabajara cuando sus estudios terminaran, sin embargo; la competencia de estudiar en una de las mejores universidades no se cubría con dicho dinero, quería más y más.

Las compras compulsivas que realizaba en todas las tiendas de ropa de las principales avenidas y qué decir de las virtuales, se reflejaban en sus 3 tarjetas doradas de crédito de las cuales no pagaba un centavo. Los montos ascendían a miles de dólares y euros, en chucherías  que nunca utilizaba.

¿Qué pasaría con su costosa vida ahora que su padre no podía enviarle el dinero? Analizaba esa pregunta mientras se duchaba para lavar sus pensamientos. Su último novio la dejó por caprichosa, por no valorar sus esfuerzos no sólo económicos, sino sentimentales. Le armaba toda clase de berrinches por conseguir lo que a ella se le ocurría pedir, parecía una nena de 5 años cuando se trataba de dinero. Recordó el fin de su relación acongojada.

Una vez, después de hacer el amor en casa de su ex, él tuvo la brillante idea de invitarle a una casa campestre de su familia. Fue el lugar solitario más romántico que pudo encontrar, organizó una cena.

La casa tenía un lago cercano que les pertenecía. Rentó los servicios de mozos, música en vivo y algunos fuegos artificiales. Todo para pedirle que fuera su esposa, pese a sus defectos él realmente la amaba.

Cuando le pidió que fueran ese fin de semana a ese lugar, con la excusa de que le tendría una sorpresa, lo único que atinó a decir: “¿Eso es lo más romántico que se te ocurre? Por qué no me llevas a Paris, Venecia o algún lugar exquisito y caro?”. Comprendió en ese instante que aunque le doliera, ella no sería la mujer con la cual pasaría el resto de su vida. Terminó la relación ese mismo día, ella como siempre pensó que él regresaría y no hizo caso a su ultimátum.

Por un instante mientras secaba su cuerpo mojado, quiso regresar a ese momento y seguir con él, con Ryan. Sacudió su cabeza para sacarse esa idea, definitivamente esos tipos romanticones no eran lo de ella, prefería hombres de poder y dinero. Le excitaba, le daba fuerzas, ganas de llevarse el mundo por delante.

 “Ya saldré de ésta de una forma u otra. Siempre he tenido lo que he querido. Joyas, ropa, hombres y mucho dinero. Mi espejo no miente y este cuerpo sensual, joven y millonario no lo desprecia nadie”.

Se repetía para alimentar su autoestima y orgullo. Salió de la bañera, secó su pelo y colocó su ropa de trabajo cerca de la mesita de noche.

Cualquier persona vivía feliz con la cuarta parte del dinero que manejaba Ashley, pero ella no.¿ Qué pensarían sus amigas con las que se iba de viaje en jet privado de una ciudad a otra para almorzar, cenar o bailar? Y Cristina? A ella no debía mentirle.

Se acostó en esa cama de cientos de dólares que hasta masajeaba su espalda de modo automático, sacó algo de su cofre , lo conservaba con llaves por si Cristina se le pasaba por la cabeza abrirlo; era un vibrador con forma de mariposa. Se sentía suave y delicado, pero lo que le provocaba la llevaba al cielo retornándola de vuelta. En esos momentos de stress era el compañero perfecto, su amigo y confidente.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2015 ⏰

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