|T2| - 23: Pequeña celebraciòn

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-¿Qué sucede, niña?-. Preguntó Bakugo al salir de la habitación.

-Yo.. no pude comprarle un regalo a Shoto, y le quería preparar un pastel pero... no se cocinar-. Expresó la niña rascando su mejilla con timidez.

-Entiendo, te voy a ayudar-. Dijo el rubio ceniza con una sonrisa y acariciando el suave cabello de la niña.

-Y-yo.. no podría dárselo porque mis padres me vendrán a buscar en unas horas-. Dijo la niña desviando la mirada.- Se que ya te molesté lo suficiente pero.. podrías.. dárselo y... ehm-.

-Tranquila niña, no lo dejaré solo en ese estado, le daré el pastel de tu parte-.

-¡Gra-gracias, Katsuki!-. Exclamó la niña abrazando la pierna del recién nombrado.

Ambos se la pasaron toda la tarde haciendo el pastel, la base era un piso de bizcochuelo de vainilla, luego le seguía una capa de chocolate, otro piso de bizcochuelo y una capa de crema con frutillas. Luego cubrieron todos los pisos con buttercream sabor menta. Era una combinación de sabores algo rara, pero era lo que al mitad albino le gustaba. La parte de arriba la decoraron con un glaseado escribiendo su nombre, Shoto, unas velas indicando la edad que cumplía, 21 años, galletas partidas a la mitad y trozos de ellas esparcidas por toda esa capa.

-Wooow, ¡me encanta, Katsuki!-. Expresó la niña con los ojos iluminados al ver su creación.

-Te quedo muy bonito, niña, seguro a tu primo le va a gustar-. Dijo el rubio ceniza sonriendo.

-E-eso espero, es la primera vez que hago una torta-. Dijo la albina algo avergonzada y preocupada.

Ambos oyeron el timbre sonar luego de unos segundos.

-Deben ser mis padres-. Dijo la pequeña, luego se volteó y comenzó a jalar el pantalón del mayor, indicando que se agache, cosa que el rubio ceniza hizo.- Gracias por ayudarme, Katsuki, espero que algún otro día podamos vernos-. Agregó dándole un beso en la mejilla.

-Claro niña, ahora vamos, te llevaré con tus padres-.

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Había pasado casi una hora desde que se había ido Eri. Bakugo no quería estar a solas con Todoroki por lo que había pasado.

Pero.. le prometí a Eri que lo cuidaría, maldición-. Pensó el rubio ceniza.

-Tsk-. Chasqueó su lengua, luego se dirigió hacia la habitación del mitad pelirrojo y tocó la puerta.- ¿Como... cómo te sientes?-. Preguntó sin abrir la puerta.

-Puedes pasar, Katsuki-. Dijo el heterocromático aumentando un poco el tono de su voz.

El nombrado soltó un suspiro y simplemente entró.

-¿Dormiste?-. Preguntó el ojirubì sin mirarlo a la cara.

-Un poco, oí gritos y risas de mi prima, ¿qué fue lo que hicieron?-. Preguntó el mitad albino arqueando una ceja.

-Ah, eso...-. El menor se quedó pensando durante unos segundos, y luego soltó otro suspiro.- ¿Quieres... cenar?-. Preguntó cambiando de tema.

-¿Te quedaras?-.

-Se lo prometí a Eri-.

-Que tierno-. Soltó el mayor con una media sonrisa.

-Cállate, preparare algo simple y.. te lo traeré aquí-.

-¿Cenarás conmigo?-. Preguntó el heterocromático.

-¿El enfermo anfitrión me lo permite?-. Dijo el rubio ceniza con una sonrisa burlona, a lo que el contrario sonrió también. Se retiró luego de ese comentario, yendo a la cocina.

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