Capítulo 5: "Reunión secreta de la mesa cuadrada"

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Pasado el mediodía, a escasas horas de anochecer, Connor se cambió rápidamente sus ropas nobles por un traje elegante pero viejo, desgastado y ligeramente roto, tomó un manto oscuro para cubrirse y salió de la mansión Borg sin ser descubierto.

La mansión de la familia Borg era cercana a la ciudad portuaria llamada "Perla negra", dicho nombre hacía honor al fundador de la misma, el cual encontró una cueva submarina repletas de perlas negras, el fundador las vendió y estableció el puerto.

Perla Negra era bastante antigua, por lo que estaba repleta de edificios de aire antiguo e histórico, así como de estructuras recientemente construidas. 

Connor se deslizó por las multitudes, entrando de vez en cuando por algunos callejones.

Luego de unos minutos de caminata, el joven llegó frente a un bar en mal estado y aparentemente clausurado.

Connor se acercó a la puerta.

*Toc*  *Toc**Toc**Toc*  *Toc**Toc* *Toc*  *Toc*

Tras tocar la puerta con dicho ritmo, una pequeña rendija se abrió en la parte superior.

"Uno…"

"Tres"

"Cuatro"

"Cinco"

"Ciento uno"

"Diez"

El sonido de los cerrojos oxidados hizo eco detrás de la puerta, luego, las bisagras crujieron y la puerta se abrió ligeramente. Connor entró rápidamente justo antes de que la puerta se cerrase.

Al igual que en el exterior, el bar estaba completamente en ruinas, había madera podrida y metales oxidados por el piso, algunos trozos de vidrio, e incluso los hongos crecían en las manchas de humedad.

Quien abrió la puerta fue una figura alta y robusta, la cual también estaba cubierta con un manto oscuro.

"Adelante, hermano"

Ambos caminaron por el ruinoso bar, entraron a la cocina detrás de la barra y al llegar al almacén, el hombre fornido movió el cadáver de una rata y presionó la piedra sobresaliente debajo, la cual activó un mecanismo.

Connor movió la alfombra y una trampilla de madera apareció.

Esta vez, los dos se agacharon.

*Toc**Toc*   *¡TOC!* *Toc**Toc*   *¡TOC!*

Unos segundos después, la trampilla se abrió, dejando ver unas escaleras de mano hechas de metal pulido, aparentemente nuevas.

Connor bajó primero, luego la figura fornida se aseguró de cerrar la trampilla antes de bajar.

Abajo, una tercera figura alta y delgada, también envuelta en un manto negro los esperaba de brazos cruzados.

Sin mediar palabra, los tres avanzaron por un estrecho pasillo hasta llegar a una puerta de metal. Colgado junto a esta había una campanita de plata con una cuerda atada en la parte baja.

Connor se acercó, ignoró la campanita y le dió una patada a la puerta.

Al instante, esta fue abierta por una última persona encapuchada, esta tenía una figura ligeramente obesa.

Connor y las otras dos figuras entraron.

La habitación tras la puerta era bastante simple, una mesa cuadrada en el medio con una silla en cada cara, también había unos cuantos sofás viejos y dos grandes barriles de vino y cerveza.

La figura fornida cerró la puerta de metal.

"Enano, jamás voy a entender el porqué de tanta seguridad"

Las Despreocupadas Aventuras de un NigromanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora