Aberración.
Nombre femenino. Acción, comportamiento o producto que se aparta claramente de lo que se considera normal, natural, correcto o lícito.6. Un Platillo Con Amor
—Te necesito —lloró Monoma—, por favor, me siento mejor sólo contigo, haré lo que digas, esta vez…
—Igual que las otras veces —interrumpió Iida aburrido—, ya no tengo tiempo para esto, son órdenes pequeñas, Neito… Esto no va a funcionar.
Monoma se lanzó a sus pies, abrazándolas, suplicando, pero Iida le dio una patada y lo alejó, saliendo de la habitación, dejando a Monoma llorando.
El chico rubio no se movió por unos minutos, poniendo su mano en su corazón, hasta que, poco a poco dejó de llorar y se levantó.
Estaba furioso.
Estaba decidido.***
Monoma estaba esperando, cuando vio a la mujer salir de la casa. Se aseguró de que se alejara lo suficiente y llamó a la puerta, que fue atendida de inmediato:
—¿Monoma?
Monoma Neito miró con amargura al chico de cabello verde.
—Hola, Izuku.
—¿Está todo bien…?
—¿Podrías acompañarme?
—¿A dónde?
—Sólo ven.
Izuku parecía inseguro.
—Creo que no debería…
—Izuku, sígueme —haló su brazo, e Izuku se dejó llevar, cerrando la puerta.
Caminaron un buen rato hasta que llegaron a un viejo edificio departamental. Monoma lo guió hasta un piso desolado, y allí, con un movimiento veloz, lo lanzó al piso violentamente, tomó un desarmador de una mesa cercana y lo enterró detrás de su rodilla -hueco popliteo, acabo de buscarlo-. Izuku gritó de manera desgarradora, intentando girarse, pero Monoma repitió el ataque en la otra rodilla, levantándose, llevándose con él el desarmador hasta el otro lado de la habitación, de donde tomó una soga, acercándose a Izuku de nuevo.
—¡Basta! ¡Cállate! —gritó Monoma mientras le ataba por las muñecas—, ¿crees que sirve de algo que grites? Nadie sabe que estás aquí, y quien te escuche no le interesas…
—Por favor… —lloró Izuku— Quiero a mi mamá…
—Oh, no te preocupes, ella te verá, pero tú a ella no.
Monoma respiró profundamente, tocando su corazón, sintiendo cómo volvía a ritmo normal.
Lo arrastró hasta el centro de la habitación, halándolo con la cuerda y lo levantó con ayuda de un gancho, dejándolo suspendido unos centímetros. Se sentó en una silla que puso frente al muchacho y miró su celular unos minutos.
—Monoma —sollozó—, déjame ir, por favor, no le diré a nadie…
—No lo harás —se levantó y fue a la mesa, de donde tomó un cuchillo eléctrico.
Al escuchar la vibración, Izuku comenzó a suplicar más aterrado, pero no funcionó: Monoma puso una pesa en la pierna de Izuku para evitar que la moviera con facilidad, cortó el pantalón y con el afilado cuchillo eléctrico, comenzó a cortar delgados filetes del muslo mientras el muchacho gritaba, lloraba, suplicaba, hasta que se detuvo el siseó del cuchillo.
En un plato al lado de Monoma había diez filetes sangrantes de carne roja. Monoma los tomó los dejó sobre la mesa, y dejó caer a Izuku. Lo ató con lo que quedaba de la cuerda, y con mucho esfuerzo, logró meterlo a una maleta. En una mochila guardó cuidadosamente lo que usó, la carne, y se fue, dejando vacío en lugar, salvo por las manchas de sangre que quién entrara ignoraría y el polvo cubriría.***
Iida recibió un mensaje de Monoma, prometiéndole que le tenía una sorpresa que lo animaría. Iida fue sin esperar mucho.
La casa de Monoma era oscura y silenciosa como siempre, de no ser porque estaba limpia, parecería abandonada. En la cocina, enseguida de la sala, Monoma acababa de dejar un plato sobre la mesa. Iida se acercó
—Es para ti —sonrió Monoma un poco nervioso—, lo preparé como te gusta…
—Monoma…
—No digas nada, espera, pruébalo y dime si te gusta.
Molesto, Iida obedeció. En el plato había un guisado de hongos, carne y arroz. Sin convencerse por la combinación, dio un bocado, y el sabor le pareció atractivo. Terminó el primer plato con una sonrisa.
—Asombroso —dijo Iida—, por fin haces algo bien, además de los hongos, claro.
—¿Te gustó? Puedo servirte más.
Iida comió otros dos platos.
—¿Quieres más?
—Aunque quisiera no podría.
—Sabía que lo disfrutarías, y, como ves, hice exactamente lo que me dijiste.
—¿Qué?
Monoma lo guió al sótano y le mostró a Izuku, colgado por los muñecas, amordazado y con una pierna vendada. Estaba pálido y al escuchar a Iida, levantó un poco la cabeza, llorando.
—Monoma, ¿qué es esto? —gritó Iida.
—Es lo que me pediste, a Izuku…
Iida se volvió a Monoma y le dio una bofetada tan fuerte que lo dejó en el piso.
—¡De verdad no sabes hacer nada, Neito!
Monoma no se levantó de inmediato, tocó su corazón y se tomó un par de minutos para mirar después a Iida.
—Hice lo que me dijiste —dijo mientras se levantaba—, seguí tus órdenes…
—¡No quería carne de Midoriya, era de Todoroki! ¡Te envié una foto…!
—Sí, yo la vi —le mostró la foto en el celular e Iida revisó el suyo.
—Oh, es verdad —sonrió—, parece que me equivoqué… Está bien, lo aceptaré.
Monoma se levantó feliz, abrazándolo.
—Vamos a comer, Monoma.
Subieron abrazados, de nuevo a la cocina.***
Iida estaba observando el jardín de Monoma.
—Eres un gran jardinero.
—Gracias, sólo quiero cosas saludables para mi corazón.
—¿Cuál es tu enfermedad?
—Sólo se que mi corazón es débil.
Iida se acercó al cobertizo, abriéndolo, ahogando un gritó.
—Monoma…
—Allí es donde cultivo mis hongos —se acercó y miró el interior, donde tres cadáveres colgaban, y en el abdomen de cada uno nacían diferentes tipos de hongos.
—Vaya —sonrió nervioso Iida—, sí que eres un gran jardinero.
—Iida-sama.
Iida lo miró, y de pronto sintió que estaba en peligro.
—Espero que seamos muy felices juntos, pero si no es así, aún tendrás un lugar en mi jardín.
Monoma cerró la puerta del cobertizo y volvió su atención a otra de sus plantas.
Iida, por su parte, estaba excitado. Deseaba pasar toda su vida con Monoma.Lain Faustus 🍁
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Aberraciones
Fanfiction⚠️⚠️ ADVERTENCIA⚠️⚠️ Por su seguridad, se le recuerda que debe tener al tanto las etiquetas, la descripción, y el resumen. La autora no se hace cargo de los daños que los siguientes fanfic's puedan causar. Se recomienda discreción, gracias. Historia...