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La sirena siguió a las luces que se encendían sacudiendo a Seonghwa, despertandolo. Durante un momento, quedó aturdido, porque siempre estaba, por lo general, despierto mucho antes de que sucediera esto, estaba en la litera de abajo con calor y un bulto presionado contra él. Sus ojos se abrieron y miraron fijamente unos ojos oscuros, su nariz casi tocando la de su compañero de celda.

Durante un momento, los dos se miraron el uno al otro mientras en el pasillo de fuera, los guardias iban de celda en celda animando a aquellos que eran reacios a despertarse. Estuvieron a punto de ser descubiertos. Seonghwa se deslizó de los brazos de San y de la litera, levantándose y agarrando unos vaqueros para ocultar su excitación matutina.

San no habló detrás de él, simplemente se levantó también e hizo su rutina matutina: orinar, lavarse la cara y luego ponerse unos vaqueros que moldeaban su coqueto trasero y una camisa negra que enfatizaba sus firmes bíceps y pectorales. La escayola de su brazo estaba pintada ahora; principalmente con insultos y ofensas a los policías, hechas por compañeros presidiarios.

Seonghwa anduvo por delante de San sin hacer contacto visual y dejó la celda abierta. Todavía podía oler la piel de su compañero de celda y sentir el peso del cuerpo del chico contra el suyo cuando bajó al comedor.

— ¿Te has vuelto maricón ahora, Park? —se burló una voz de la mesa más cercana mientras Seonghwa estaba de pie en la fila.

Se dio la vuelta con un poco de sorpresa al mirar a Kim Jongin, mejor conocido como Kai, un tipo con el que se había peleado más de una vez. Después de la vez pasada, no había esperado que el moreno lo molestará de nuevo, pero obviamente, se sentía envalentonado por el número de compañeros en su mesa.

Seonghwa lo observó un momento.

— Sí. Si lo que quieres es echar un revolcon conmigo, tendrás que preguntarle a mi novio amablemente —Se acercó y envolvió un brazo alrededor de las estrechas caderas de San, atrayéndolo contra su cuerpo.

Sintió que su compañero de celda se ponía rígido ante la sorpresa, pero el menor no dijo nada. Había abucheos por todos los que estaban cerca y habían oído los comentarios y los murmullos de repugnancia, la mayoría por parte de hombres que no se dirigirían a la cara de Seonghwa.

Kai lo fulminó con la mirada.

— ¿Y cómo funciona esto? —dijo asqueado— ¿Eres el que se lo folla o eres su puta? —Sacudió su pulgar burlonamente hacia San.

Seonghwa tomó el brazo de su compañero de celda. Tenía hambre, pero el pensamiento de perder su desayuno quedó en segundo lugar frente a la repentina necesidad de saciar su frustración. Sabía qué clase de frustración era -la necesidad de masturbarse en la ducha la otra noche, lujuria no saciada- y su frustración siempre se manifestaba de una misma forma en esta prisión. De la única manera que sabía.

Anduvo con paso majestuoso a través del comedor por lo que Kai apresuradamente se levantó de su banco, los dos preparándose para el ataque.

— Te voy a enseñar lo que parece ser la hembra de alguien si realmente te interesa, Kai —silbó Seonghwa en la pequeña cara del otro hombre, mirándolo fijamente.

Kai le golpeó primero lo cual sólo justificó las acciones de Seonghwa. Se tambaleó hacia atrás, tocó su mandíbula adelantándose a la sorpresa y luego tumbó al moreno sobre la mesa con un golpe de los suyos, un movimiento con el que había golpeado a muchos hombres en esta ala antes. Había alboroto en la mesa con desayunos derramados y olor a sangre perfumando el ambiente.

Alguien lo agarró por detrás y Seonghwa movió la cabeza hacia atrás rápidamente golpeando al protagonista, haciéndole retroceder con una nariz rota. Mientras tanto, detrás de él, Kai se levantaba e intentaba suerte otra vez. Seonghwa lo lanzó contra el suelo y le aporreó la cabeza contra el pavimento, con instinto asesino en su mente y una niebla roja envolviéndole todo el pensamiento racional.

#𝐀𝐍𝐃 𝐒♡ 𝐈𝐒 𝐋♡𝐕𝐄 || SanHwa - ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora