Durmió profundamente hasta que sonó la sirena para que se levantaran, despertando en los brazos de San otra vez.
Una voz bramó a través de los barrotes.
— ¿Qué diablos están haciendo maricones?
Seonghwa saltó de la litera, cayéndose al suelo y colocándose sus boxers cuando tropezó con los pies.
Jung Wooyoung, uno de los guardias más severos del bloque, los contemplaba al otro lado. Los barrotes se deslizaron abriéndose y Jung caminó dentro de la celda directamente hacia el rubio.
— He estado oyendo pequeños rumores sobre ustedes dos —le dijo glacialmente— Sabes las reglas sobre follar.
Seonghwa bajó la mirada, sin decir nada, sin atreverse a mirar directamente a San a quien podía ver con las sábanas hasta el pecho por el rabillo del ojo.
Jung se rió detestablemente.
— Gracioso, pero lo había puesto contigo a propósito sabiendo que era maricón y preguntándome si le darías una paliza hasta reventarlo o te lo follarías sin más. Veo que Oh se te adelantó en los dos sentidos. ¿Te gustan las sobras, Park?
Seonghwa se abalanzó hacia él con la rabia que dominaba cada sentido del instinto de conservación, pero antes de que pudiera hacerlo, chocó firmemente con un cuerpo caliente, familiar. San estaba entre él y el oficial, conteniendo a Seonghwa con cada pulgada de su fuerza.
Jung se rió disimuladamente con diversión y se giró para dejar la celda.
— Te acabas de librar de una temporadita en el agujero, qué conmovedor. ¿Cuándo es la boda, chicos?
San se giró para mirarlo mientras Jung se alejaba a zancadas, sonriendo todavía con satisfacción, entonces echó un vistazo atrás, a Seonghwa.
— Aléjate de mí —Seonghwa lo empujó echándole lejos, con la ira todavía consumiéndolo, lleno de la vergüenza al ser descubierto de esta manera por Jung, los recuerdos de la noche pasada comiéndole vivo. Se dio prisa al vestirse, evitando a un dolido San, con la mirada confundida.
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Se recordó que tenía que concentrarse en su misión esa mañana, mientras miraba a San en el comedor. Su compañero de celda estaba sentado con Yeosang, asintiendo con la cabeza mientras el otro hablaba, pero sin decir nada, su rostro triste, tomando de forma automática su desayuno. Se suponía que Seonghwa estaría pensando en el tribunal de apelación, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera su pene en la boca del chico. Jesús, estaba excitado sólo de recordarlo y el enfado consigo mismo no tenía ningún límite. Ambas emociones enfrentadas luchaban dentro de él hasta que creyó que se volvería loco.
Mingi se inclinó cerca de su oído y murmuró—: Byun está en el hospital.
Seonghwa volvió la cabeza, tratando de enfocar sus pensamientos. Byun Baekhyun forma parte de la cuadrilla de Sehun. Mingi se había acercado a él mientras hablaba.
— ¿En serio?
— Sí. El torpe hijo de puta se cortó su propia garganta afeitándose... por lo que oí.
Seonghwa hizo clic en su lengua con una sonrisa satisfecha.
— No deberían permitir maquinillas de afeitar a algunas personas.
— No. Hablando de eso, toma.
Una mano se apoyó en el muslo de Seonghwa y un objeto de metal presionó a través de la tela, con el mango forrado. Su mano se deslizó sobre Mingi, transfiriendo el estilete a su palma donde lo deslizó en el cinturón de sus pantalones, debajo de su camisa.
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#𝐀𝐍𝐃 𝐒♡ 𝐈𝐒 𝐋♡𝐕𝐄 || SanHwa - ATEEZ
Короткий рассказCon una condena de diez años, Park Seonghwa ha sido un hombre solitario durante sus primeros dos años. Cuando Choi San interrumpe su soledad y se convierte en el objetivo para los matones del lugar, Seonghwa encuentra que la mejor manera de proteger...