Hotel Oblivion

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Puede que no hubiera aire, pero John perseus sentía a todos los aires del éxito y la grandeza invadir su cuerpo al caminar con su traje espacial hacia la entrada del ansiado Hotel Oblivion.

- Señor, no pasemos aquí más tiempo del necesario. - Dijo uno de los científicos que lo acompañaba ya al entrar al hotel y removerse el traje espacial.

- Eso lo decidiré yo, Anderson. - Acomodó su chaqueta. - Ahora síganme. -

Caminaron de el comedor a los pasillos de la prisión con apariencia de hotel apreciando su estilo sofisticado.

- Es bonito, pero muy anticuado para mi gusto. - Juzgó su decorado. - Bueno, ¿Qué esperábamos de Hargreeves? - Se dirigió a los dos científicos que analizaban todo lo que podían del hotel.

Siguieron caminando hasta llegar a la recepción en donde unos de los robots sin rostro pertenecientes al hotel se encontraba en una cabina. 

- Vengo a visitar a mi padre. - Se acercó a donde estaba el robot vestido de botones. - John Perseus IX. -

El androide de la cabina simplemente, y sin decir nada, entregó las respectivas llaves de la habitación número 403. Eso fue lo último que hizo antes de que Perseus le disparara en la cabeza.

- Gracias. - Tomó las llaves con una sonrisa en el rostro.

Estaba tan satisfecho con su logro de llegar al hotel, que en el camino al ascensor empezó a danzar saltando cada vez que disparaba a cada robot que aparecía por el camino, al mismo tiempo que rompía jarrones, tumbaba cuadros e incluso rasgaba partes del empapelado en la pared; todo esto, danzando y con las miradas extrañadas de los científicos sobre él.

- Lo siento. - Se disculpó al subir el ascensor. - Estoy emocionado, no he hablado con mi padre desde hace tiempo. - 

Ya al abrir, entraron a un pasillo con cientos de puertas que actuaban como las celdas para los prisioneros. 

- 394...398...400...¡403! - 

- La puerta está abierta... - Uno de los científicos señaló aquella irregularidad.

- Finalmente voy a llevar a mi querido viejo a... - Entró en la habitación. - Casa... -

Al entrar al cuarto, las tres personas quedaron atónitas, porque pensaron que iban a encontrar al hombre por el cual se había hecho tanto esfuerzo para poder rescatar, en cambio, lo único que encontraron en la habitación fue a un hombre en la cama con la venas abiertas y con una cuchilla en manos.

- No... - Expresó Perseus al ver el cadáver de su padre.

- Ha estado muerto por mucho tiempo. - El científico notó al ver el cuerpo del hombre en la cama. - Lo siento mucho, señor Perseus. -

- No lo hagas. Llegué tarde. - Se restableció tomando por sorpresa a los otros dos individuos. - Pensé que eras más fuerte, papá. - Se agachó y tomó la mano del muerto. - Pero no te preocupes, yo soy más fuerte. Te vengaré.  -

Al terminar de hablar con el cuerpo de su padre, salió de la habitación con los dos hombres acompañándoles detrás. 

- Señor, ¿Qué planea hacer? - Uno de los científicos se atrevió a preguntar. 

- Todas estas almas enjauladas con la ansia de ser libre. - Señaló a el resto de cuartos en el pasillo. - Sería un desperdicio dejarlas aquí. No permitiré que caigan cómo mi padre lo hizo. - 

- Señor, ¡Eso es una locura! - 

- Tal vez, pero no dejaré que mi legado sea débil. - 

Empezó a abrir las puertas una por una, liberando a cada uno de los prisioneros encarcelados en el hotel Oblivion lo que lo llevó a tener todo un ejercito de criminales a su espaldas que a la vez los guiaba a la salida del hotel donde se encontraba el televador.

Sparrow Academy | Cinco Hargreeves (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora