xiv. safe zone

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La caminata no fue ni muy larga ni muy corta, las tres mujeres no hablaron en ningún momento del recorrido hasta que llegaron a una especie de entrada que las ayudaría a cruzar el muro

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La caminata no fue ni muy larga ni muy corta, las tres mujeres no hablaron en ningún momento del recorrido hasta que llegaron a una especie de entrada que las ayudaría a cruzar el muro.

La primera en bajar fue Simone, luego Cassandra y al final Fie. Gracias a dios que tenían linternas porque allí dentro estaba todo oscuro, aquel lugar se veía como un largo corredor que no tenía fin y en cierta parte le recordó a los días que pasaron en la base.

El lugar se veía abandonado desde hace un tiempo, había cajas y algún que otro objeto tirado pero estaban llenos de polvo.

De repente una alarma comenzó a retumbar por todo el lugar, las mujeres cubrieron sus oídos ante el insoportable sonido.

─¡Vamos! ¡Corran! ─ordeno Cassandra mientras comenzaba a correr.

Simone y Cassandra llevaban la delantera y cuando oyeron un grito ahogado de parte de Fie y dejaron de oír sus pies corriendo, se detuvieron. Una barra eléctrica las separaba a las tres, nadie sabía que pasaría si llegaban a tocar la luz roja.

─Ve. ─dijo firme Fie.

─¿Qué? No, no voy a dejarte.

Y como Cassandra temía Fie se encontraba en peligro, en realidad las tres, y estaban separadas por una estúpida cosa eléctrica.

─Váyanse ahora, Apollon debe saber que estamos aquí. Vendrán por nosotros.

Cassandra negaba una y otra vez hasta que Simone la tomo por el ante brazo, ambas se miraron y entendía que debía dejarla ir, en algún otro momento se volverían a encontrar y esperaba que estuvieran todos a salvo.

─Volveré.

Y eso fue lo último que Fie escucho de parte de Cassandra antes de verla corriendo en la dirección opuesta a ella y antes de que los soldados de Apollon la capturaran.

• • •

El silencio nuevamente se adueñaba de la situación, pero esta vez solamente se encontraban Simone y Cassandra. Para ese punto ya se encontraban saliendo de un túnel que daba con la supuesta zona segura que había detrás de aquel muro.

Las dos rubias llevaban puestos unos trajes negros que parecían hechos de bolsa para protegerse por si las dudas pero en ese momento lo único que hacía era darles calor.

─No te saque eso. ─Simone detuvo los movimientos de Cassandra.

─¿Por qué? Por algo se llama la zona segura.

La chica no hizo caso a las palabras de la mayor y termino por sacarse aquel molesto traje, ato la parte de los brazos alrededor de su cintura y continuó.

─Mira eso.

Las dos tenían sus miradas puestas en una casa frente a ellas, que para ser honestas lucía bastante abandonada pero nunca había que tomarse las cosas a la ligera.

Cassandra sacó el arma que cargaba con ella, la había usado muy pocas veces luego de que escaparon de la base, por lo tanto si debían defenderse de alguien o algo esperaba que las balas fueran suficientes.

La puerta estaba abierta así que ambas entraron mirando todo lo que estaba a su vista.

─Bien, yo voy por aquí y tú por allí. ─indico Cassandra a Simone. ─cualquier cosa gritas.

Sin darle tiempo de protestar a Simone se marchó por donde había dicho segundos atrás.

La casa en sí no era demasiado grande, ya había revisado dos habitaciones y no tenían nada. Hasta que comenzó a oír la voz de una mujer a través de una radio, se acercó lentamente para poder escuchar mejor y vio que Simone entraba al cuarto.

Le hizo una seña para que se acercara y las dos oyeran el mensaje.

Los puntos de encuentros se han contaminado y no es posible evacuar. Busquen refugio y permanezcan donde están. Esto es un mensaje de emergencia. El virus salió de la zona de cuarentena.

El mensaje ya estaba grabado y reproduciéndose desde hace tiempo porque cada que terminaba de hablar, volvía a empezar. Cassandra vio que Simone se alejaba de la radio y se acercaba a la ventana más cercana.

─Simone...

La mayor no respondía a los llamados de Cassandra, parecía hipnotizada por lo que sea que estuviera viendo.

Y cuando Cassadra se acercó a la ventana entendió porque Simone se comportaba así.

Debajo de ellas se encontraba una ciudad pequeña que se notaba a leguas lo abandonada que estaba, los árboles cubiertos por el negro del virus y como cada vez estaba más cerca de pasar al otro lado del muro.

─Mierda. ─murmuró Cassandra.

Cuando dieron la vuelta y salieron por aquella rara entrada, vieron a lo lejos a Fie rodeada por hombres de Apollon.

Simone caminaba decidida a ellos, cuando Cassandra la tomo por el antebrazo para detenerla. Cuando vio aquel vehículo la sangre se le congelo y sentía otra vez aquel inexplicable miedo.

─Simone, no. ─trato de decir aquello firmemente, pero no salió como esperaba.

Aunque a Simone no le importaron las órdenes de Cassandra, se liberó de su agarre, y comenzó a caminar nuevamente en aquella dirección.

El miedo de Cassandra volvió, la última vez que había tenido cualquier tipo de encuentro con esos hombres fue tres meses atrás, cuando Rasmus aún estaba con ella para enfrentar ese miedo y ahora estaba sola.

No se quería permitir a ella misma que un hombre tuviera esa clase de poder sobre ella, así que cogió valor y salió caminando detrás de Simone lo más rápido que podía. Sus piernas parecían gelatina al momento en que se acercaban cada vez más al vehículo.

Fie las vio llegar desde donde estaba, sentada en el interior del carro con los hombres interrogándola seguramente.

─¿Hace cuánto lo saben?

La voz de Simone sorprendió a dos de los hombres armados, que no tardaron un segundo en apuntarla al igual que Cassandra hizo con ellos. No sabía a cuál de los dos apuntar así que se decidió por el que no tenía armas ya que parecía ser alguien importante por tener seguridad.

─¿Hace cuánto saben que el muro no detiene el virus? ─repitió Simone con Cassandra a su lado.

─Tu hermano te busca.

Fue lo único que dijo el hombre que interrogaba a Fie, cuando vio a Cassandra trato de esconder su sorpresa de verla allí. Había oído historias de esa chica, todo Apollon las había oído, y si él volvía con ella estaba seguro que Sten le daría algo a cambio.

─¿Rasmus?

El oír el nombre del chico salir de sus labios se sentía raro debido a los meses que pasaron alejados, su cuerpo se congeló al pensar que seguramente se volverían a encontrar. Pero lo que más le preocupo fueron sus ganas de verlo, verlo para poder hacerle el daño que él le causó.

GOLDEN ✶ rasmus andersen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora