ix. what are you doing

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─¿Qué diablos?

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─¿Qué diablos?

Cassandra encabezaba el grupo en dirección a la base nuevamente pero cuando llegaron allí se vieron con la sorpresa de que la puerta había sido forzada con algún tipo de explosión.

Simone aparto a la chica rápidamente, para entrar corriendo en busca de sus amigos, Cassandra se preocupó por Patrick.

─¡Simone, espera! ─grito Rasmus y fue tras su hermana.

Sarah, Fie y Cassandra fueron tras los Andersen procurando no encontrarse con ninguna sorpresa más en el camino y esperando para que los demás estuvieran bien.

─¡Lea! ─dijo Simone aliviada en cuanto vio a la chica junto a Jean.

─¿Qué demonios sucedió aquí? ─pregunto Cassandra.

─Entraron. ──respondió la rubia. ─los forasteros.

Simone se acercó a ella y la rodeó con sus brazos para poder darle seguridad.

─Seguramente van a regresar, debemos prepararnos. ─hablo Cassandra llamando la atención de los demás. ─ y esta vez van a ser muchos más, ténganlo por seguro.

La rubia, sin saber porque, le dirigió una mirada a Rasmus, como si buscara aprobación en el chico, y cuando lo vio mirando a Sarah su rostro se quedó congelado.

Levanto una de sus cejas levemente, sin querer que las personas a su alrededor se den cuenta de la situación, hasta que noto como algo en su interior parecía quemarse en su estómago. Negó repetidas veces, sabiendo que era aquello, se negaba a sentir algo que no fuera lastima por ese chico.

De ahora en más se encargaría de tener un ojo en ambos a cada momento, la noche anterior había bajado la guardia como una tonta frente a Rasmus y se juró a sí misma no volver a dejar que eso suceda.

─Ramus debe descansar. ─comento Simone.

─Todos necesitamos descansar, por si no te das cuenta, pero debemos tener la mayor ayuda posible. ─nuevamente hablo la rubia con un tono de voz duro, los demás la miraron extrañados de su cambio de actitud tan rápido.

No se iba a disculpar, dio su opinión y era la verdad, no podían darse el lujo de dejar a alguien sin que haga nada. Sin embargo, dejo que hicieran lo que quisieran y se marchó.

Al oír que Sarah comenzó a toser, se dio la vuelta y se puso junto a ella. Por un segundo había olvidado de donde habían vuelto y que lo más probable era que su hermana necesitaba atención.

─Vamos. ─dijo Cassandra tomando a Sarah por un brazo para ayudarla a ponerse de pie.

─¿Qué te pasa? ─le pregunto la joven a su hermana mientras recuperaba su respiración.

Tardaron unos minutos en llegar a la pequeña burbuja de Sarah, y Cassandra no dijo nada en todo el camino no quería hablar del tema porque ¿Cómo le explicaba a su hermana menor que estaba celosa de ella?

GOLDEN ✶ rasmus andersen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora