Sipnosis

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Londres.

- ¿Por qué mamá está acostada todo el tiempo en esta cama, papá? - Le dice la niña de ojos brillantes a su padre con el ceño fruncido.

-Porque mamá se encuentra muy enferma, estrella, tú mamá quiere descansar- Le contesta el señor tratando de ocultar el nudo que se encuentra estancado en su garganta, para no desmoronarse al frente de su pequeña hija.

Ryley era pequeña, pero ella comprendía muchas más cosas que no comprendían sus compañeros; ella sabía que algo malo pasaba con su mamá, para ella estar acostada todo el día en una cama era algo no normal, ella siempre le decía a su madre que le gustaría acompañarla en el lado opuesto de la cama para que su mamá no se sintiera sola, pero su escuela no se lo permitía, su mamá siempre le decía.

-Me haría la persona más feliz del mundo entero pasar todos los días a tu lado estrella, pero tienes que estudiar, para que tus dibujos o pinturas se hagan conocidas en el mundo entero, ¿no es eso lo que quieres, cariño? - le pregunto su madre con esa voz tan relajante que solo ella tenía.

La niña asentía repetitivamente; ese ha sido su sueño desde que toda su familia le pedía dibujos, para ella eso era lo más increíble del mundo, le daba dibujos hasta a su hámster Simón, aunque cuando volvía su dibujo estaba lleno de excremento de su mascota, para ella eso era su muestra más sincera de amor.

Salía de su casa e iba a la escuela, no tenía muchos amigos o amigas, por la sencilla razón de que no le agradaba los niños que eran muy ruidosos, para ella esas personas no tenían una voz nada relajante como la de su madre, esas voces molestas le hacían dar dolores de cabeza, prefería dibujar o hacer sus deberes sola, sin que nadie la molestara.

Todo era la misma rutina de siempre, sin embargo, su pequeño mundo se volvió un poco apagado, todo cuando su mamá dejó de estar al lado de su familia para convertirse en la estrella más brillante del cielo.

Ryley y su papá tenían que seguir adelante, vivir sus vidas, pero siempre tener en gran parte de su corazón a su mamá.

Ryley fue creciendo, conociendo nuevos gustos, pero siempre amando cada día más el arte, pero sobre todo acompañándola de la música.

Su papá siempre estaba a su lado, y la apoyaba en todo lo que pudiera, sus abuelos, siempre la animaban con ese pastel de frutos rojos que para ella era como probar un pedazo del cielo, pero que siempre que lo trataba de hacer con su papá salía todo lo contrario a él de sus abuelos.

Y así estuvo viviendo durante su vida escolar; ahora vendrá una nueva etapa para ella, la vida universitaria.

Nombrando las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora