Capítulo 2

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Ryley Miller
Los Ángeles, California.

Enciendo mi computadora y me conecto en Skype con mi papá.

-Hola estrella- Me saluda el hombre de ojos castaños, que se hace pasar por mi padre.

-Hola señor amable- Lo saludo con una sonrisa.

Al escuchar esas palabras frunce su seño, lo cual me hace dar una gran carcajada a lo que él me sigue.

-Hola papá- le vuelvo a responder, pero de la manera correcta.

- ¿Como estás, cariño? ¿Qué tal te fue hoy en tu primer día de universidad?

-Estuvo- hago una cara triste para ponerle un poco de suspenso a la charla hasta que de un momento gritó de la emoción dándole un gran susto a mi padre - Estuvo increíble es mucho mejor de lo que me esperaba, fueron muy amables conmigo, y lo mejor es que no parecen animales salvajes, son todo lo contrario, personas tranquilas, esto es demasiado perfecto para ser real- le cuento todo con una gran sonrisa que se ve a través de la pantalla.

-Me alegro estrella, tus ojos parecen dos grandes luceros- Me dice con una sonrisa triste en su rostro - ella espero tanto este momento, en el cual cumplías tus sueños- me dice, sin pronunciar su nombre se de quien está hablando, de mamá, de la gran mujer que siempre estará en nuestros corazones, aún no supero su partida a pesar de los años y lo más probable es que mi padre tampoco - borra esa cara mi niña, ella desde esa estrella en donde está ahora está muy feliz de esto, sin pensarlo ella siempre estará a tu lado.

Sigo hablando con papá, ya que hace poco llegué a Estados Unidos, y él está en Londres, donde vivía con él, decidí venir acá porque me estaban dando una buena oferta en una universidad para estudiar lo que siempre he querido, el arte; cuando termino de hablar con él me dirijo a la cocina a prepararme un sándwich para cenar, voy a la sala y veo una película de comedia, al terminar me doy una ducha, me cepillo los dientes, lavo mi rostro y me meto a la cama, organizo la alarma en mi celular para el día de mañana.

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Al levantarme me dirijo al baño me doy una ducha, elijo lo que me pondré el día de hoy; me tomo un café, después voy al baño a cepillar mis dientes y salgo de mi apartamento.

Tomo el metro y espero que encuentre a una persona generosa como lo fue el chico del metro, pero lastimosamente no fue así, me tuve que quedar parada hasta llegar a mi parada, si, definitivamente el chico de anoche era único.

Caminé hasta mi universidad y entre a ella, revise mi horario y entre a la clase correspondida, tome asiento y en esas las clases se fueron llenando hasta que llegó el profesor.

-Muy buenos días, yo voy a ser su profesor en este año lectivo, mi nombre es David Clayton- Nos saludó a todos el profesor, era un hombre no tan joven, con un cabello negro como el carbón y sus ojos eran de color verde.

Y empezó a dictar la clase, bueno en realidad habló sobre lo que íbamos a ver el resto del año, la verdad me emocioné porque eran temas geniales, estaba prestando atención hasta que sentí que el alguien tocaba mi hombro.

-Hola- escuché a mis espaldas, me giré y me encontré a una rubia de ojos castaños oscuros, sus mejillas estaban torneadas de rosa claro, lo que le daba un poco de color a su piel pálida- ¿También eres nueva? - me preguntó.

-Hola y respondiendo a tu pregunta, si lo soy- le dije, no soy muy buena socializando, pero eso no significa que sea una persona que me caiga mal toda persona que exista.

-Yo igual, me presento, mi nombre es Danna Brown- me extiende su mano como saludo, la tomo y la estrechó gentilmente.

Después de salir de clase Danna se me acerca y me pregunta si tengo con quien estar en el almuerzo a lo que yo le contesto que no.

Nombrando las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora