⭐ 1 ⭐

252 23 9
                                    

En un pequeño departamento de algún edificio de Busan se encontraba, parado junto a una ventana, un pequeño niño acomodando un telescopio de juguete.
Miraba asombrado el cielo despejado, perfecto para observar las estrellas sin problema.

Se asomó por el ocular y sintió una indescriptible emoción al ver tan de cerca las estrellas.

-¿Será que algún día podré tocar una estrella? Aunque dicen que quema... Da igual -hablaba para si mismo, de todas formas no tenía a nadie más para decírselo.

Jeon Jungkook, 6 años de edad, huérfano de madre, excelente dibujante, inocente y amante de las estrellas.
Este dulce niño soñaba con tener una estrella para si mismo, quería ser astronauta y poder atrapar estrellas, lo cual no sonaba nada descabellado para él en ese entonces...

☆(Años más tarde)☆

Eran las 23:00 horas, Jungkook terminaba de desempacar todas sus pertenencias en el pequeño departamento en el que viviría, su padre lo había alquilado para él por su cumpleaños número 20 y para celebrar su graduación del colegio.
A lo largo de toda su infancia, Jungkook tuvo ciertos problemas que lo llevaron a empezar su educación de manera tardía, motivo por el cual terminó la secundaria a los 20; para colmo, su educación fue únicamente en casa por lo que no era una persona sociable, pero ahora debía ingresar a la universidad.

Él aún se sentía inseguro sobre su futuro, quería asistir a una universidad y conocer gente, hacer amigos y vivir como cualquier otro muchacho de su edad pero tenía miedo de no encajar y ser el típico chico acosado, como en las películas.
Decidió tomarse un año antes de empezar a estudiar, su adinerado padre comprendió su situación y decidió que debía empezar a dejar a su hijo para que sea más independiente, comenzando por su hogar.

Jungkook era un chico sano y muy dulce, confiaban plenamente en que no cometería locuras, además era inteligente, no podía ser tan malo dejarle un poco de libertad.

El edificio en el que Jungkook viviría tenía 4 pisos y 12 departamentos pequeños pero acogedores y bonitos, perfectos para que vivan como máximo dos personas en cada uno. Además, el techo del edificio era un sitio al que se podía acceder. Ahí, habían plantitas y arbolitos en macetas, pertenecientes a algunos de los poco habitantes del edificio.
Jungkook no podía sentirse más afortunado de poder vivir en un sitio tan bonito en Seúl.

Estaba lejos de su familia pero la universidad a la que aspiraba se hallaba en la capital, así que queria adaptarse a esa ciudad.

Siendo tan tarde y después de trabajar tanto arreglando su nuevo hogar, cualquiera pensaría en tomar un baño y dormir, pero había una última cosa que Jungkook quería hacer antes de ir a dormir. Decidió visitar el techo.

Al subir, se topó con una perfecta vista del sector, el edificio estaba en una zona alta por lo que miraba todas las casas y pequeñas edificaciones hacia abajo, pero lo que más le gustaba era el cielo nocturno, lo percibía de una manera diferente a como lo hacía en su casa de infancia.

Bueno, quizá solo eran las luces.

Extendió sus brazos y sintió la brisa en su rostro.
Cerró sus ojo y respiró profundo, el frío que recorría su cuerpo le causaba una sensación de tranquilidad, algo difícil de explicar.

De repente un ruido lo sacó de su trance de felicidad.
Abrió los ojos y volteó pensado toparse con uno de los vecinos, pero solo vio algo que brillaba suavemente entre los árboles y macetas. Jungkook se iba acercando y la luz comenzaba a volverse más y más tenue.
Al llegar al lugar, no podía creer lo que veían sus ojos.

Un muchacho vestido con ropa blanca, cabello de color claro y piel un poco pálida estaba sentado en el suelo, sin expresión alguna. Pero su apariencia no era lo más llamativo, sino que pequeños puntos brillantes flotaban a su alrededor, como si de estrellitas se tratara, pero poco a poco estas iban desapareciendo.

My little star [VKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora