-Capitulo 22- Seguiria amandote con cada celula de mi muerto cuerpo

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Estaba allí enfrente, vestida de fiesta ya que les prometí que me los llevaría de fiesta a todos, pues eso les dije, almenos a Rebekah para que estuviesen listos, entonces me arme de valor y llame a la puerta.

-Oh Sara, te estábamos esperando pasa-dijo fin, por un momento me alivio ver que era el quien había abierto la puerta-

-Bien, ya estáis todos listos-dije entrando al salón-

-Falta Rebekah-dijo Elijah levantándose- estas muy guapa-dijo sonriendo-

-Gracias Elijah-dije seca- Bekah baja ya o te clavo una daga! -chille y ella bajo de inmediato-

-Dios, quien la ha puesto de mal humor-dijo riéndose-

-Quien es la hermosa dama que está en nuestro salón-dijo haciendo acto de presencia donde estábamos-

-Hola Niklaus-dije sonriendo forzadamente- estáis todos ya?

-Quien la ha hecho enfadar? -le susurro Klaus a Rebekah- solía llamarme Niklaus cuando estaba cabreada-

-No tengo ni la menor idea hermanito-le respondió Rebekah-

-No creo que esto sea una buena idea-dijo Fin-

-Fin, no estoy de humor y necesito Salir así que si quieres vienes y si no puedes pudrirte en esta mansión-dije sonriendo sarcástica-

-Hola-dijo Kol acercándose- estas preciosa.

-Gracias, y ahora nos vamos-dije dándome la vuelta para dirigirme hacia la puerta-

Llegamos a la fiesta, la cual sinceramente no tenía ni idea de quien había organizado, nada más entrar empecé a perderlos a todos de vista excepto Kol, Klaus y Elijah los cuales se mantenían a una distancia prudente de mí, a Bekah la había visto con un chaval de la fiesta así que creo que sería la única que se estaba divirtiendo y fin, pues no le puse atención.

-Oye Sara podemos hablar? -pregunto Elijah acercándose-

-No tengo nada que hablar contigo Elijah-dije bebiendo un sorbo de mi bebida-

-Si me disculpas Elijah me gustaría hablar con ella un segundo-dijo Kol acercándose-

-Porque no hacéis como Bekah y vais a divertiros, si me disculpáis me la llevo a bailar-dijo Klaus cogiéndome del brazo y arrastrándome hacia el centro-

-Vaya, tengo que irme-le dije a los chicos- toma Elijah, guárdamela-dije dándole la copa, mientras seguía a Klaus-

-Qué te parece si vamos a otro sitio-dijo Klaus mirándome mientras salíamos de allí-

-A otro sitio como a dónde? -dije sin oponer resistencia mientras me llevaba-

-Es sorpresa-me miro con su sonrisa-

-Vas borracho? -pregunte mirándolo-

-No-dijo volviendo su expresión seria-

-Bien, bien, solo quería asegurarme-dije riendo-

Después de eso me llevó de nuevo hacia la casa de los Mikaelson, pero, que hacíamos allí. Realmente no supe que pasaba hasta que llegamos al inmenso jardín que tenía esa mansión, la cosa estaba en que el caballete junto a la mesa llenas de pinturas no estaba vacío, había un lienzo, pero lo que me resulto extraño no es que hubiese un lienzo, es lo que había pintado en él.

-Soy yo? -dije acercándome lentamente hacia el cuadro-

Vi a Klaus agachar la mirada con esa sonrisa suya formada en su rostro, después volvió a levantar la cabeza mirándome fijamente a los ojos

-Quien más podría ser? -dijo riendo levemente-

-Porque?

-Porque qué? -dijo confundido-

Los dos estábamos ya más cerca, uno al lado del otro, admirando el talento que tiene para pintar, con cada cuadro me sorprendía más, pero este se superaba, no porque era yo a la que había pintado, sino porque cada facción, cada defecto, cada lunar, cada mínimo detalle estaba plasmado en ese lienzo y yo no podía dejar de preguntar, ¿porque me dibujo a mí?

-Porque me pintaste a mí? -dije finalmente-

-Y porque no? -respondió mirándome de nuevo-

-De todo lo que podías dibujar, ¿porque yo? -dije poniéndonos cara a cara-

-Porque este dibujo representa más de lo que alguien con palabras puede decir-dijo el en tono soñador- representa cada defecto de tu rostro, y son pocos, cada trozo de belleza en ti, cada cosa que me enamora cada día-dijo acercándose algo más a mí, para luego mirar al cuadro- lo que hay pintado en ese lienzo es una muchacha lo suficientemente hermosa como para enamorar a un planeta entero-hizo una pausa- incluido yo-dijo para luego mirarme-

Eso hizo que mis mejillas tomaran un tono rosado y él no lo pasó desapercibido, ahueco su mano en mi mejilla mientras me miraba a los ojos, sin separar su mirada de la mía, coloque mi mano sobre la suya que seguí recostada en mi rostro, y espere a que el dijera algo, y así fue.

-Aunque tú me odies-dijo, pero antes de que pudiera continuar lo interrumpí-

-No te odio Klaus-dije sincera-

-Aunque tú me odiaras-se corrigió- seguiría amándote con cada célula de mi muerto cuerpo, con cada gota de sangre que aun recorre mi sistema, con cada estrella en el cielo-hizo una breve pausa- te seguiré amando hasta que mi mísero corazón de su ultimo latido, y como eso es prácticamente imposible, no dejare de amarte nunca-dijo mirándome y una sonrisa curvo sus labios y los míos- porque te amare toda la eternidad que me sea concedida hasta que una bruja me mate, y aun así seguiré amándote desde donde sea que este.

Después de eso me quede atónita, lo que me acababa de decir tenía más efecto en mi de lo que él podría imaginarse nunca, entonces ahí lo supe, nunca quiso dejarme, nunca quiso alejarse, nunca dejo de amarme como yo lo hice con él, siempre lo espere y ahora sé que no fue en vano. Allí fue cuando probablemente tome la peor decisión de mi vida o la mejor, la peor por volver a recaer a sus brazos después de todo y la mejor porque realmente lo anhelaba.

Me abalance sobre él, junte nuestros labios sin siquiera moverme, fue un beso el cual supe que el anhelaba tanto como yo, ninguno se separó hasta que escuchamos a alguien gritarnos, mejor dicho gritarme, y desearía que n fuera quien creía, pero si reconocí el rostro a la que me separe de Klaus para verlo.

Kol.

Igual o peor que ella (cronicas vampiricas) -editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora