TERCER CAPÍTULO

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Edición del 2023

Cada minuto que pasaba allí reafirmaba sin dudar que todo eso era un total demencia. No sabía a donde mirar para quitarse esos feos pensamientos, le dolía la cabeza, ya no era una maldita broma retenerla en contra de su voluntad porque el ridículo cara amargada que tenía frente a ella, no quería entregarle la maleta y su bolso.

Y lo peor, tenía que cumplir un estúpido “juego de rol” para que le devolvieran sus cosas.

Se concentró en la acción, el anti Santa Claus, debatía con cuatro chicos más que eran de la comitiva de entretenimiento con Rodolfo.bEse chico le caía más pesado que comprar estrenos de ropa el mismo día de navidad, claro que era pesado cuando sabias que estabas contra a tiempo mientras muchos pasaban por lo mismo en el centro también llamado cementerio, lugar donde se realizaban las compras así que era un gentío en espacios reducidos queriendo comprar rápido. Se cruzó de brazos esperando que dejaran de hablar, al girarse Rodolfo a su dirección lo miro con una actitud obstinada inquebrantable.

—Vine a no tener que pagar por comida durante veinte días, no a intentar soportar este tipo de demencia —su voz era punzante—. Regrésame mi maleta y bolso para irme y olvidar que aquí están más locos que una persona que odia el pan de jamón.

—Ya puse las condiciones, al tú firmar en el registro de ingreso aceptas todas las reglas, normas y a participar en el campamento.

¿Ella había firmado? Sí, en medio del parloteo de Wendy había escrito su nombre y seleccionado la planilla de ingreso que aceptaba todas las condiciones del lugar, esa misma donde habían preguntas absurdas.

—¿Qué validez legal puede tener esto? Es una locura por lo que estoy segura que ningún ente legal les habrá hecho caso. No me puedes retener aquí.

—¿Por qué te echas para atrás? Hace unos minutos aceptaste el reto.

La chica escondió la cara enojada, era cierto. Se dejó llevar por la rabia.

—Empecemos —murmuró entre dientes.

—Escogimos los roles —habló Camila, de entretenimiento—. Las reglas son: un minuto para improvisar el personaje y treinta segundos para contra atacar al otro rol. Nada de palabras groseras o insultos, ni golpes. Pueden pedir una pausa con el tiempo de un minuto cada uno. Se desarrollará en diez minutos por lo que cada contrataque tiene el valor de un punto, la puntuación más alta luego de los diez minutos es el ganador y esta depende de la creatividad y los aplausos del público.

—La chica que no se llama Rebeca —dijo otra de entretenimiento.

—Me llamo Marilyn —contraatacó.

—Tú. Eres una señora de sesenta años encorvada y con tos, siempre feliz que reparte dulces a los niños —habló Jorge, líder de su comitiva.

—Rodolfo, eres un niño de diez años entusiasta, sonriente con un terrible temor a las señores mayores —le dijo Verónica.

Los de entretenimiento a Marilyn le pusieron un chal andino y le amarraron el cabello mientras le daban una canasta con dulces, del otro lado a Rodolfo le hicieron pecas rápidas con un marcador marrón y le pusieron una gorra; menos anti Santa Claus que miro su reloj y habló:

—Empiezas tú chica que no te llamas Rebeca, el objetivo es que con todo y aspecto logres convencer a niño Rodolfo que te acepte un dulce.

—O el otro dulce —dijo alguien del público.

—Oigan gente —habló Camila al gentío espectador a través del micrófono—. Nada de comentarios ofensivos o sexuales. Esperen después de las diez de la noche.

Campamento anti Navidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora