▪ 1 - Hans

88 9 12
                                    

El pequeño sonido de la pluma en el papel era lo único que se escuchaba en toda la habitación. Aquella donde se encontraban libros, muebles bien decorados, pinturas de hermosas imágenes y de más lujos de alta calidad. Un hombre de una edad avanzada, con bigote y barba, se encontraba sentado en su escritorio redactando una carta. 

La puerta de la habitación se abrió, luego se escucharon los pasos de entrada seguido de una voz:

— ¿Me mandó a llamar? — Expresó.

El viejo hombre levantó la mirada y observó al joven de cabello rojizo. Luego dejó la pluma en la tinta y se levantó de su escritorio.

— Sí. Tengo una misión muy especial para ti.

El pelirrojo giró su mirada hacia el estante de libros que había en su derecha, desinteresado a las palabras del viejo hombre.

— ¿De qué se trata?

— Gracias a tu estupidez cometida hace años atrás en Arendelle, nuestra relación con aquel reino… 

— Ve al grano. Ver tu cara me irrita  — interrumpió el pelirrojo, mientras agarraba un pequeño libro.

— El sentimiento es mutuo, Hans — el viejo hombre regresó a su escritorio —. Hace unos días me llegó una carta de los reinos vecinos, en ella me informaban que  Warrdeloff había derrotado a Moonlight, con este ya serían tres reinos caídos.

— Sigo sin entender — Hans continuó leyendo el libro.

— Ya que Moonlight ha caído, el siguiente reino a la mira es Arendelle y después de él, nosotros. No podes permitir que ese reino caiga — el viejo miró levemente a Hans —. Ahí es donde entras tú. Irás a Arendelle y te asegurarás de que ese reino derrote a Warrdeloff. Será fácil gracias a tu nueva peculiaridad.

Hans cerró el libro de golpe y alzó la mirada hacia su padre. 

— Comprendo, pero dudo… no, estoy casi seguro de que Elsa no me va a dejar entrar a Arendelle. 

— Tranquilo, Elsa ya no es reina, dejó su puesto hace seis meses. Su hermana menor es la que gobierna ahora.

— Pues peor aún — Hans suspiro —. Esa mujer no me quiere ver ni en pintura.

— Eso no me interesa. Escucha, ayer envíe una carta a Arendelle, en la cual habla todo el tema respecto a los reinos y de tu llegada. Tendrás que viajar hoy día para que así ella no tenga tiempo de negarse.

El pelirrojo acarició con pesar parte de su nuca, demostrando el terrible y pesado trabajo que tendría que realizar.

— Okey, pero con una sola condición — El rey, de las isla del sur, miró a su hijo —. Este es el último trabajo, después seré libre. 

— De acuerdo, si cumples con tu misión se te regresará el título de príncipe. 

— Yo no quiero esa estupidez, mis principios han cambiado totalmente. Si termino esto, me largo de este reino y comenzaré desde cero — Hans se retiró golpeando la puerta de la habitación.

•♢♢♢♢♢♢•

Los cielos resplandecían ante los rayos del sol, dejando ver una hermosa mañana en Arendelle al igual que en el Bosque Encantado. Y en este último, se hallaba Elsa junto a su pequeño amigo Bruni.

— Qué lindo te ves, pequeñín — Elsa usó su magia para jugar con Bruni.

El pequeño espíritu de fuego jugaba con la nieve que caía de las pálidas manos de la joven. Lamiendo los copos de nieve y saltando de un lado a otro, provocando que Elsa sonriera. En ese momento, los aires se agitaron de repente, acariciando las copas de los árboles y jugueteando con el cabello de la rubia. 

Frozen: Escarcha y Fuego / Jelsa vs HelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora