Robando besos

Cuarto y quinto beso.

Era el tercer día de la semana, miércoles. Cada vez tenía menos tiempo para cumplir el reto y los nervios lo comían.

¿Qué castigo le pondría si no cumplía el reto o renunciaba?
Mejor no pensar en eso y enfocarse en su próxima relación.

Si es que llegaba a serlo con eso de que el chismoso de Luka le piensa decir a su querida Marinette sobre el reto.
Pensaba eso de Nino pero de Luka... Nunca

Adrien bajo del auto y subió los escalones para entrar a la escuela con mucha pereza.

Si es modelo, ¿por qué ir a la escuela?

Bueno en gran parte él tiene la culpa por haber insistido en ir, ya que, lo bueno que tiene una gran motivación de nombre Marinette.

Al llegar al salón se encontró con Nathaniel dormido y Nino escuchando música.

-Hola -Saludó Adrien sentándose a lado de el moreno.

-Hola Adrien- Contestó con una sonrisa.

-Oye Nino... ¿Cómo le pediste a Alya que sean novios?, debió ser difícil ¿no?

Alix abrió la puerta lentamente pero al ver que Nino y Adrien estaban en el salón decidió quedarse afuera y ver que hacían o que platicaban

Nino se quitó los auriculares y miro a su amigo con seriedad.

¡Era hora de ser un buen amigo!

-Fue algo casual, fuimos a su casa le dije a sus padres que queria que fuera mi novia- el moreno se acomodo la gorra- luego su padre me amenazó con que hiba a ser comida de sus panteras si hacia llorar a Alya, su hermana me dijo que me moleria a golpes, su madre me hiba a hacer picadillo y por último las gemelas me enseñaron unos dibujos medio diabolicos de mi muerto, todo normal. Pero al saber que hiba a ser un gran DJ y que ganaría mucho dinero me dejaron ser su novio y hasta su mano me dieron.

Dijo el moreno con una sonrisa.

Adrien suspiro profundo y cerro los ojos.
Buenos su amigo no sirvió de nada, lo único que hizo fue meterle más miedo para declarsele a Marinette.

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Por la tarde el rubio decisidió hacerle una visita a su rival de amores, acertaron fue con el Nathaniel.

Según él, aunque ese pelos de tomate este en una relación con su amiga de la infancia no quita que ya no sienta algo por su preciada y hermosa princesa.

El jóven tocó la puerta de la casa y fue atendido por Nathaniel.

-Hola Adrien.

Saludó con amabilidad mientras que Adrien entraba como si fuera si propia casa.

-Nomás vine para avisarte que...

-¿Quieres té?, es que ya es hora de tomarlo.

El rubio asintió y agarró la taza de té.

El pelirrojo cerro los ojos y sorbio un poco de su té.

-¿Qué se te ofrece querido Adrien?

El rubio dejó la taza sobre la mesa y observó a Nathaniel con  seriedad.

No queria llegar a tales extremos pero la situación lo amerita.

-Nathaniel necesito tu ayuda.