En cada parte del mundo vive alguien diferente a nosotros, personas que tal vez jugaron con la creación de la vida o solo simplemente fueron salvados. De cada 100% de la raza humana hay un 1% , que es la excepción hay es donde entran ellos los metah...
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Siempre cuando queremos que las cosas salgan como están planeadas, suceden cosas inesperadas y que ponen en peligro a las personas.
Hoy sucedió eso, Kendra ha desaparecido y por arte de magia está donde está Sean, eso nos hace darnos cuenta que Luke ha estado acá, ese hijo de pu** vino a hacer lo prometido, solo para poder quedar libre de todo, pero conmigo nunca va a cumplir su dicho plan.
–Leo tu te harás cargo de la señora Johnson, Sefora y su hijo Noah, no les quites un ojo de encima– empieza a decir Patrick– Cuando tu marca brille debes ir al laboratorio a recogernos junto a la familia.
– Nosotros podemos ayudar– interviene la señora Johnson– Mi hija está en riesgo, no puedo permitir perder a alguien más...
– Eres humana, corres el riesgo de que te maten, no puedes venir con nosotros– dice Patrick de manera cortante.
–Pero...
– Señora Johnson, comprenda, si usted sale lastimada, no podremos perdonarnos eso y mucho menos perder a Kendra, hicimos una promesa.
–Las promesas están para romperse– dice antes de traspasar lo que parace un portal.
Corro rápidamente y me voy con ella, cayendo rápidamente en lo que parece césped, quedando frente laboratorio que hace mucho conocí.
– Señora Johnson, no haga nada estúpido– digo acercandome a ella, quedamos a una distancia diferente lo cual es malo ya que parece no escharme.
Sale corriendo rápidamente colina abajo hasta la gran casa de paredes blancas con guardias en cada esquina.
–Mierda– digo corriendo detrás de ella, desearía tener velocidad pero no la tengo, espera un momento.
Utilizo mis poderes de control de sentidos, pero por una extraña razón no funcionan, intento crear fuego pero tampoco sirve... Lo que me faltaba, he perdidos mis poderes, que gran mierda es está.
–5856– grito como última opción haciendo que se detenga a unos pocos centímetros de llegar a los detectores de invasores.
–¿Como sabes de eso...
– Yo conocí a su esposo, señora Johnson– digo llegando agitado hasta su lado– Él...me salvó.
Ella solo me ve con confusion.
–Se que no parece verídico, pero él lo hizo, me salvó de ser una rata de laboratorio.
– Vaya, vaya, que tenemos acá– habla Luke que aparece al frente mío con su estúpida sonrisa– Mi querido primo y la señora Johnson.
La señora Johnson voltea a ver quedando estufacteada.
