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Tenía miedo y la jodida profecía que Mew contaba no lo estaba ayudando en nada.

Respiró rápidamente, tratando de bajar su agitado corazón de su garganta a su pecho de nuevo.

Escuchó a Billie gritarle que era necesario que estuviera dentro del rango permitido pero aún así decidió salirse de la casa.

Ahora, según Mew, Mean y sus hermanos, el puto apocalipsis podía caerles en cualquier momento y joderlo todo.

En cierto punto de su reflexión se cayó de rodillas al suelo, y junto sus manos en su pecho.

— Para esto, sé que me escuchas y te pido que pares esto, ¿para que sirve un ser si no es para amar? Déjame ser libre porque tu lo fuiste o me rebelare a tu mandato, me haré parte del señor de las tinieblas y seré tu enemigo, para la destrucción de tu pueblo y tus hijos, deja de hacernos llorar lágrimas de sangre.– finalizó su oración.

De sus ojos brotaban lágrimas de dolor y arrepentimiento.

Quería ser libre para amar, porque lo entendía.

Amaba a ese ángel caído.



















Mew salió detrás de Gulf y lo siguió en secreto solo para asegurarse de que estuviera bien.

Cuando escuchó la plegaria del semidiós, quiso decirle que no se esforzara ni que se pusiera en esa circunstancia con Jehová.

Pero en su corazón un amable sentimiento brotó cuando entendió que Gulf estaría dispuesto a dejarlo todo con tal de estar a su lado.


Por detrás y con cuidado se acercó al chico, abrazándolo por los hombros, queriendo pasarle su amor y apoyo.

Grande fue su sorpresa cuando el moreno giró en sus brazos, plantandole un casto beso en los labios.

Con timidez, respondió el gesto y con cuidado piso su mano en la nuca del chico para intensificar el beso, queriendo darle todo él, su vida, su amor, su dolor y su esperanza pero también le daba valor, le gritaba por el lazo que era su pilar y que jamás lo dejaría caer.

Al mismo tiempo Gulf aceptaba todo, prometiendo sanar y juntar cada pequeño pedazo del alma de ambos, para cuidarse y de la mano, sanar.










Pasaron un rato agradable, tomados de la mano, aveces abrazados y aveces dándose pequeños besos, hasta que la noche los alcanzó y volvieron por las nubes a la casa.

Fue entonces que vieron miles de ángeles rodeandolos y en medio... Jehová los miraba.

Fallen Angel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora