La cabeza de Harry daba vueltas. No podía ser.
Alex, el doctor que se encargó de su espermatograma, a primera hora de la mañana le confirmó lo que más temía. Harry era estéril. No podía tener hijos. Nunca le había costado más hablar en su vida para darle las gracias por el examen y cuando colgó rompió en llanto. Parece que nunca había llorado tanto.
Sky no era su hija. Daphne lo había engañado, le había dicho que era su hija cuando se había acostado con alguien más.
Mierda, se había acostado con alguien más.
Eso le rompía el corazón.
Su pequeña y delicada Sky. La criatura que había amado desde la primera vez que la había visto. La pequeña personita que había protegido y cuidado con su vida. Por la que había dado todo de sí para que fuera feliz, esa niña no era suya y nunca sabría de quién era. Daphne estaba muerta y no podía encararla para preguntárselo, y de pronto todo tuvo sentido. Ella no podía mirar a Sky porque recordaba la infidelidad que cometió. Ella se había suicidado porque no había podido vivir con la culpa. De pronto, Harry la odio, la odio mucho. No sabía que se podía odiar a alguien a quien habías amado, pero lo hizo. La odio por todo. Por engañarlo, por no decírselo, por no enfrentar las consecuencias, por descargarse en Sky y él. La odio por ser una cobarde.
Necesitaba algo para relajarse. Un baño.
Fue al baño y llenó la tina de agua. Se quitó la ropa con pesadez y suspiró mirándose al espejo. Ahora mismo estaba hecho un desastre. No dejaría que Sky volviera a su casa hasta que todo esto estuviera superado. Apenas el día anterior su madre lo había llamado porque su hija quería hablar con él. Se sintió tan desdichado al recordar esa conversación.
Es todo, se dijo. Y se obligó a no pensar en eso. Se metió a la tina caliente y apenas se hubo sentado su cabeza comenzó a doler.
-Perfecto, lo que me faltaba -se dijo.
Recorrió con la mirada el baño y a un costado de la tina se encontró con el frasco que le había llegado el otro día en una extraña caja con su nombre en ella. Lo tomó distraídamente y se pregunto que sería.
De pronto la cicatriz que estaba en su brazo izquierdo comenzó a arder. Esa cicatriz extraña y fea que había cubierto con un tatuaje de un corazón hace un par de años porque le inquietaba verla allí. Se sintió extraño y abrió el frasco con curiosidad. La cicatriz le ardió como nunca antes y se quejo mirándola, se veía algo enrojecida y luego del corazón comenzó a salir un poco de sangre. Qué extraño, eso debía haber sanado hace muchos años, pensó.
Algo comenzó a escurrir por su mano y se dio cuenta de que sin querer había dejado caer un poco del líquido rojo al agua. El agua se había puesto completamente roja.
-Que mierda...
Harry miró las paredes y vio como algo rojo caía del techo hasta el suelo.
Y el pitido comenzó en su cabeza, dolía demasiado para soportarlo. Y luego la cicatriz comenzó a arder más y más, intentó ponerse agua para aliviar el dolor y lo logró un poco. De pronto algo le dijo que se pusiera el líquido en la cicatriz, así que lo hizo pero en cuanto el líquido rojo comenzó a entrar en su cuerpo mediante la cicatriz, como si esta lo absorbiera, soltó el frasco asustado.
Pero todo dolor se fue casi al instante y cerró los ojos intentando relajarse mientras se decía que había sido una ilusión. Para cuando abrió los ojos todo estaba normal. Las paredes no tenían ese líquido asqueroso, el agua no era de color rojo, su cicatriz no ardía y no le dolía la cabeza. Todo estaba bien. El frasco estaba en su mano y aunque estaba abierto ningún poco del líquido se había caído de él.
Harry no comprendía que había pasado. Había alucinado de una forma que siempre había creído que solo existía en las películas. Dios, se decía, todo esto le estaba afectando demasiado.
Tomó agua con sus manos y se lavó la cara en un intento de recuperar la cordura. Pero apenas quitó las manos de su cara el dolor volvió y peor que antes. Era como si alguien le estuviera atravesando la cabeza con algo, nunca había sentido tanto dolor.
Emitió un quejido de dolor cuando sintió como la cicatriz volvía a arder. Quería gritar, necesitaba ayuda, de cualquier persona. Sus ojos vagaban rápidamente por todo el cuarto de baño en busca de cualquier cosa que lo ayudara. Hasta que su vista se detuvo frente al espejo.
Sus ojos.
Sus ojos eran de color violeta. Un intenso, anormal e inquietante violeta que nunca había visto.
Con mucho esfuerzo logró cerrar los ojos y al volverlos a abrir seguían siendo de color violeta. Ahí fue cuando el dolor alcanzo el clímax del dolor. Su pecho ardió y no lo pudo soportar más. Harry se desmayó y su cuerpo se sumergió en el agua.En ese momento Britgeth golpeaba la puerta con pocas fuerzas.
Sáquenme de aquí, sáquenme de aquí, pensaba pero no podía hablar. Tenía que llegar a Harry, algo le decía que tenía que llegar a Harry. Miro la única ventana de la habitación, cubierta por barrotes, en ese momento ella no se sintió cuerda, creía que podía hacer cualquier cosa. Se subió en su cama tambaleándose e intentó aflojar los barrotes.
Britgeth cayó de rodillas en la cama y posó su mirada en el metal de la cama. Sus ojos se veían violetas. No podía ser. Sus ojos eran color café. Extrañada cerró los ojos fuertemente diciéndose que el dolor y las alucinaciones se irían pero ella sabía que el tiempo se había agotado, sabía que esto terminaba aquí.
Abrió los ojos con lo último que le quedaba de esperanza y volvió a ver sus ojos de color violeta.
-No -murmuró.
«Tuviste al Nhor que buscabas siempre cerca de ti y no te diste cuenta» susurraba una voz maléfica cerca de su oído.
Britgeth quiso cubrirse los oídos porque no quería escucharlo.
«El Nhor era Harry» dijo la voz «Y por estúpida llegó tu hora. Tick tack, el relojito llegó a cero».
En su corazón Britgeth sabía que era cierto. El chico que creyó el amor de su vida. Con quién sentía una conexión tan especial, era el chico que ella buscaba. De pronto sus instintos volvieron, todo lo que había aprendido inconscientemente cuando estaba en transición volvió a ella. Harry era el siguiente Nhor, por lo que tenía esa extraña sustancia roja, esa sustancia que podía convertirla en humana de nuevo. Pero ella no lo había encontrado a tiempo, por lo que le tocaba morir. Harry entraría en transición y se despertaría para buscar al siguiente Nhor.
Poco a poco el corazón de Britgeth dejó de latir. Poco a poco Britgeth fue quedándose sin fuerzas, hasta que finalmente murió. Murió en esa camilla de una clínica psiquiátrica donde la habían encerrado por loca, donde le habían impedido estar con Harry para la transición, murió sin llegar a ser feliz.FIN.
:'/ Este es el fin y duele saber que aveces los finales son así "tristes".
Pero no se preocupen lo genial de todo es que tenemos salud :v