kids in the kitchen listen the dads songs

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Un día conocí a un chico parado entre la multitud de niños pequeños que corrian en el patio del jardín de niños.
El en especial se encontraba de pie sosteniéndose al lado de una pequeña resbaladilla.

Era raro porque ambos estábamos solos ignorando a la multitud de pequeños que estaban alrededor de nosotros corriendo, jugando con muñecos o platicando entre ellos.

Yo estaba triste, siempre me ha costado tener amigos y en realidad nunca he tenido uno de verdad. Siempre terminan abandonandome y dejándome solo.

Mientras mis piecitos se movían al pequeño ritmo del columpio donde estaba sentí como alguien me miraba y se paraba al frente mío. Como veía hacia el suelo no lograba visualizar bien que era o quien era esa cosa al frente mío.

-Hola-Me dijo, era una dulce vocesita un poco temblorosa por los nervios.

Yo alce mi mirada tímidamente y salude con mi mano derecha.

-¿Quieres que te empuje-Me dijo con un tono tan natural y lindo que se me hizo bastante difícil poder ignorarlo . Así que asentí con mi cabeza.

El chico se fue colocando detrás mío y comenzó a dar pequeños empujoncitos a mi espalda para que él columpio comenzará a moverse. El aire fresco que chocaba con mi cara se sentía tan bien.

Su tacto era tan delicado que podía jurar que ese momento quería que nunca terminase pues ese chico me transmitía aún sentimiento tan bonito que en ese momento no sabía cómo describir.

Con mucho cuidado yo alzaba mis manos cuando subía y sentía como él viento chocaba de una manera linda con mi cara provocando que mi cabello se alborotara.

Quería que el tiempo se detuviese en ese preciso momento, después de mucho tiempo me sentí muy feliz.

Lastimosamente no todo podía ser como yo quería y la campana de fin del receso sonó y el pequeño chico detrás mío paro de empujarme, tomó su lonchera llena pues en todo el tiempo que estuvimos ahí no había comido nada  y se dirigió a la clase sin decirme una palabra más. Yo espere a que el columpio se detuviera para poder bajarme de él e irme hacia mi salón. Nos tocaba mi materia favorita, Dibujo.

Cuando llegue a mi salón fui de los últimos al entrar y todos se me quedaron mirando feo, siempre era así, yo llegara temprano o tarde todos siempre me veían y me hacían sentir mal, susurraba cosas a mis lados o luego me decían cosas que para nada eran bonitas . ¿Por qué las personas siempre tienen que ser malas con otras? Yo nunca les he hecho nada. Porque tienen que decirme cosas tan feas.

Will es un pequeño mariquita, Will no es un hombre de verdad porque me lo dijo mi papi el día que vino a recogerme y lo vio, creo que tiene razón.

Eran las cosas que yo lograba escuchar pues a veces mis compañeros no eran los más silenciosos del mundo y podía escuchar todo lo que me decían.
Recuerdo que esos días cuando llegaba de escuchar todos los rumores a casa, me encerraba a llorar hasta que no pudiera mas.

Will, porfavor sal a comer, hijo.

Mi madre siempre repetía las mismas palabras todos los días que me veía así.





No tengo muchos recuerdos buenos de mi infancia, solo dos en especifico que me hicieron sentir muy querido por las demás personas.
Claro que si tengo recuerdos buenos con mi madre y mi hermano, Jonathan. Siempre me la pasaba genial en las cenas con ellos o jugando juegos de mesa. Mis únicas dos personas favoritas en el mundo hasta que alguien llegó a mi vida y le dio un giro de trescientos sesenta grados. De verdad, no estoy mintiendo.

through Paris, all through RomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora