Cada mañana pasaba lo mismo. Cada mañana se miraban a los ojos. Cada mañana él pedía el mismo tipo de chocolate, sólo variaba el envoltorio. -¿Qué es lo que tiene de especial ese cliente en específico?-preguntó la morena un poco perdida. -Es el chico del que Hiro se ha enamorado-respondió con simpleza el Hamada mayor.