Si bien apenas iban a cumplir 20 años, tenían una vida estable y sin complicaciones de ningún tipo. Estaban bien económicamente, su matrimonio era perfecto y cada día estaban un paso más cerca de posicionarse en lo más alto del ranking de heroísmo. Ambos a tan corta edad, estaban quedando entre los veinte mejores héroes de Japón. Sin embargo, Eijiro sentía que le hacía falta algo en su vida. Al inicio no sabía que era, pero luego de ver a las demás personas jugando en los parques con sus hijos, y tras sostener a un bebé que había rescatado, obtuvo la respuesta que tanto había estado buscando sin saberlo: Quería formar una familia con su Katsuki, quería ser capaz de tener algo que fuera el resultante de ambos. Sabía que ese deseó suyo era prácticamente imposible y por eso guardo silencio. Incluso cuando enteró de que había una ginecóloga especializada en obstetricia con el poder de hacer que un hombre pudiera embarazarse, continúo guardando su secreto hasta que un día simplemente ya no pudo soportarlo y grito sin pensarlo dos veces: -¡Basty! ¡Tengamos un bebé! - Así fue como iniciaron una nueva etapa en sus vidas.