"¿Hola?" "Se que estas ahí..." "Puedes salir, nadie te hará daño" Frunció el ceño temiendo no conseguir resultados...y unos orbes azules, profundas y brillantes gemas preciosas con la pupila rasgada en una rendija, enmarcados por una mata de cabellos azabaches brillando por la luz de la luna reflejada en la blanquecina nieve recién caída, lo saludaron escondidos detrás de un árbol.