Miguel O'hara se había distanciado de toda relación social posible, eran solamente él y sus azañas como Spiderman en una casa vacía y solitaria hasta que un día su antiguo amigo, el Capitán de la policía de Nueva York, muere en circunstancias sospechosas, dejando sóla y desprotegida a su única hija. Tras decidir hacerse cargo de la joven y llevarla a vivir bajo su techo, el temor más grande de Miguel se hace cada vez menos eludible, enamorarse nunca fue parte del plan.