Dess nunca pensó en ser hija de algún dios griego, especialmente un dios tan temido, que lo mejor era alejarse de el. Lo contrario a ella, que parecía tener un imán de personas que la querían y la deseaban. -Es hermosa-Dijo la mujer de cabello ébano mientras le pasaba la bebita al hombre de cabellos dorados como el oro, y ojos rojos cual carmín, cuando el la tomo en brazos, sonrió y dijo con una sonrisa- Sin duda crecerá con gracia y belleza. Sera amada y adorada por aquellos que la conozcan.- Dijo, sacando una sonrisa a la bebe y a la mujer- Y por esa adoración encontraran su perdición bajos mis flechas-Dijo con una sonrisa, mientras jugaba con la bebe que parecía estar muy cómoda con su padre. En cambio, esas palabras dejaron a la pobre mujer con miedo en su corazón.
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