Al senador Enzo Fernández no le gusta su marido, su olor a alfa ni sus ojos. Más que nada, odia en lo que Julián lo convierte: un cliché alfa primitivo que hará cualquier cosa para marcar su territorio, incluso si ese territorio es su marido alfa. El príncipe Julián siempre ha tratado de ser el alfa perfecto que su papá quiere que sea. Él es el heredero del trono. Es un general de guerra. Se supone que no debe desnudarle la garganta a un alfa enemigo, y no se supone que se sienta tan bien. Todo el mundo sabe que un matrimonio entre dos alfas es una receta para el desastre. No se supone que anhele a su marido, su matrimonio es solo un arreglo político, nada más. (tiene jerga argentina)