Me asustaba quererlo tanto. Me asustaba pasar la línea tan estrecha que se había creado entre nosotros en tan poco tiempo. Odiaba no haberme dado cuenta de que mis sentimientos no eran correspondidos. Cuando las cosas cambiaron entre nosotros, el recuerdo, el perdón, el odio y palabras nunca antes dichas se enfrascaron en mi cabeza. Cada vez que pensaba en él, sentía ira y desprecio... pero, lo que nunca pude decirle, estaba tan latente que dolía. Porque así es; la vida es incierta. Prohibida la copia y/o adaptación de esta historia.