•Capítulo 3•

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Mis padres nunca me han hablado sobre el amor y mucho menos sobre el sexo. Cosa que quiere decir que cuando mis amigos/as hablaban tan abiertamente sobre esos temas me sentía como pez fuera del agua, lo poco que se sobre las dos cosas lo he descubierto gracias a los libros y poca cosa más. Digo todo esto porque si quiero que mi plan funcione tendré que saber ligar, cosa que no tengo ni idea de hacer y encima con ese estúpido. Me va a costar horrores, pero bueno, si pienso que con esto podré volver a mi hogar me motivo y se que lo conseguiré.

Me levanto de la cama, hoy es mi primer día en bachillerato y estoy nerviosa a más no poder; porque al menos en el instituto ya conocía un poco a la gente pero es que ahora, vuelta a empezar, ya que donde voy a bachillerato es en otro sitio y no donde el año pasado estudie. Esto es un infierno.

-Amy levantate ya o llegarás tarde tu primer día - grita Sara.

¡SI YA ME HE LEVANTADO! Respira Amy, respira. Pronto esto se habrá acabado y ya no la tendrás que aguantar.

Corro hacía el lavabo, allí me doy una ducha rápida pero me doy el placer de relajarme un poco, salgo igual de deprisa que me he metido me envuelvo en una toalla, me seco, me pongo la ropa interior y luego vuelvo a mi habitación quedándome pensativa delante del armario para ver lo que me pongo. Aunque detesto este sitio tengo que admitir que me gusta ir bien vestida y para mi primer día en bachiller tengo que estar presentable. Así que cojo una camisa verde, sencilla pero a la vez bonita que se ajusta bien a mis curvas, cojo los Levis y me los pongo dando saltos para que entren, una vez dentro voy al cajón de los calcetines y cojo unos negros tobilleros y por último unas Converse también negras, ya estoy lista.

Para cuando llego a la cocina mi madre ya está allí, con su taza de té verde; yo intento no establecer contacto con ella y cojo el vaso de zumo que hay en la mesa.

-¿Vas a ir con esos pelos?

Me miró en el reflejo de la puerta de cristal y veo mis pelos salvajes, siempre me ha hecho gracia la manera en la que lo llevo, parece que tengan vida propia.

-Sí - respondo tajante y de un trago me acabo el zumo.

Vuelvo al lavabo me lavo los dientes y por último salgo, cojo la mochila que me espera en el comedor y la chaqueta de cuero negro, que se estrecha a mi cintura cuando le subo la cremallera.
Abro la puerta y antes de salir, mi madre se acerca e intenta sonreírme pero se que no le gusta nada como voy vestida.

-Recuerda que vayamos a comp...

Salgo y cierro, no necesito que me pongan más nerviosa de lo que estoy.
Voy pitando a la parada de autobús y ahí está esperándome, entro pago al conductor y me siento.
El colegio al que voy a ir se llama Canterbury y esta bastante cerca de mi casa y también creo que hay una universidad cerca, por eso Sara me metió allí, para no tener que llevarme en coche y cuando acabe estos dos años de bachillerato me vaya directa al otro lado de la calle, esta mujer me pone mala.
El autobús frena de golpe y la gente empieza a salir, les imitó. Cuando ya he salido me quedo impresionada de lo grande que es esto, también me fijo en la cantidad de gente que se esta abrazando y me doy prisa por entrar, paso de ver eso.
Como no tengo ni idea de adonde ir; voy a secretaria y les pido un mapa o algo para situarme, una señora con el pelo canoso, pero con una sonrisa encantadora, me lo da y yo le doy las gracias, casi susurrando.

Observó el mapa que me han dado y veo que la señora a señalado con fosforescente azul la aula a la que tengo que llegar y en menos de cinco minutos ya estoy allí, la primera, ya que todos los demás están muy entretenidos abrazándose.
Entro en el aula y me siento al lado de la ventana.
De repente aparece una chica pelirroja con mil pecas en la cara, ojos color miel y se sienta a mi lado.

-Hola, ¿cómo te llamas? - dice con un inglés perfecto.

La verdad es que no tenía pensado hacer amigos, no me quiero encariñar con nadie pero es que tiene una cara tan dulce...

-Amy, ¿y tu? - pregunto con mi inglés... especial...

Se ríe al escuchar mi acento y yo me uno a ella.

-Lauren, por lo que veo no eres de aquí - sonríe - ¿de donde eres?

-De España, Barcelona.

-¡Me encanta Barcelona! - grita - solo he ido un vez y es preciosa.

-Y que lo digas - respondo sin mucho entusiasmo.

La clase se empieza a llenar y Lauren continúa hablandome de su magnífico viaje a mi ciudad natal. Si antes estaba pensado en ser su amiga ahora se que no lo voy a ser ni por todo el oro del mundo, que tía más pesada.

-¿Has visto que la universidad esta al lado de nuestro centro? Hay unos chicos guapísimos...

Y continúa y continúa, ¿y a mi que me importa que haya una universidad al lado de este centro? Eso solo le importa a mi madre.

Por fin entra el profesor, pero por fin, ella cierra el pico.

No me lo esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora