05 - Dibujos y Miradas

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(Punto de vista de Camino)

Por fin, ha llegado el día de ir a verla y, con eso, abrir las puertas de mi mundo a alguien por primera vez – porque hasta ahora tan solo Cinta había visto un par de cosillas y su opinión no es propiamente como la de un experto en arte, digamos.

Sé que aún es demasiado temprano pero aquí, sentada en mi cama y despierta hace muy poco, no puedo pensar en otro asunto que no sea ese. Ve a verla ya, dice mi pequeña voz interior sin parar. Pero no es posible. Hay que bajar a ayudar a mamá en el Nuevo Siglo durante, al menos, un par de horas, antes de hacer lo que más me apetece; así que me visto, trago un pan en un instante y salgo a la calle, deseando que el turno vaya bien y mi madre no me moleste mucho.

Todavía hay poca gente en la calle y se puede escuchar el sonido de algunos pajaritos, posados en lo alto de los pequeños árboles que embellecen nuestro barrio. ¡Menuda ternura! Y mientras voy apurando los sentidos y pensando en la suerte que tengo de vivir en un lugar tan bonito, siento como una figura se me acerca. Maite? ¿Qué hace aquí a estas horas?, cuestiono para mi misma automáticamente.

Parada en medio de una de las calles y cara a cara con una Maite Zaldúa vestida con un chándal gris bastante moderno para lo que, en general, se puede encontrar por aquí. ¡Ostia, pero si está guapa!

- Buenos días, Camino. – Me saluda, sonriendo.

Sonrío de vuelta y musito un "Buenos Días" tímido, sufriendo por dentro para no decir algo que no deba en cuanto a la forma increíble en la que Maite se ve.

- Camino? ¿Estás ocupada? ¿Te estoy reteniendo? Apenas quería confirmar si hoy vendrás al estudio, como habíamos hablado. – Me pregunta, enseñando alguna inseguridad.

- Quédese tranquila, Doña Maite. Sí, claro, si a usted le sigue pareciendo bien. Luego, durante la tarde, ¿quizás sea un buen momento? – Respondo, un poco más cuerda.

- Perfecto, entonces. Ven, ven. Trae tus mejores dibujos. Te espero a las cinco para que tomemos un té juntas y me los enseñes. ¡Hasta luego! – Me comenta enérgicamente, y se aleja corriendo, dejándome sin la posibilidad de negociar su oferta.

Así que... un té. ¿Un té, Camino? Vas a tomar un té en el estudio de una enorme artista quién, curiosamente, es la persona que actualmente te atrae. No. Que te atrae muchísimo. Y tomar un té significa que deberás no temblar, ni sudar de las manos, y mantener la postura, y no hablar tonterías y aguantar su mirada cuándo te hable, porque tomarse un té es siempre un momento de charla, para compartir y tener alguna intimidad. Ay, Camino. Estarás entre la espada y la pared. Mi cerebro está trabajando frenéticamente, intentando procesarlo todo. Habrá que intentarlo. Habrá que encontrar el coraje que, en este momento, siento no tener.

- Y, claro, hay que seguir caminando, porque mamá me espera en el restaurante. – Hablo en voz alta, ya un tanto enfadada.

Llego al restaurante poco después y las puertas ya están abiertas. Entrando, la veo con una tremenda sonrisa, como hace mucho no veía.

- Parece que alguien ha dormido mejor que yo. – Bromeo, sonriéndole.

Mamá me mira y, quizás por vergüenza, luego baja la mirada y intenta no dar crédito a lo que le digo.

- Buenos días, hija. Hoy es un día como cualquier otro. A trabajar, porque espero poder recibir muchos clientes en este almuerzo. – Comenta, tensa.

- Ya veo que no me lo quieres contar. – Intento yo, suavizando el tono de mi voz.

- Pues, no. Porque no hay nada que contar. – Y se gira, dándome la espalda para poder resistir a mis cuestiones de investigadora.

Descubrimientos - Una fanfiction MaitinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora