Capítulo 7

3 0 0
                                    

Capítulo 7
Pasaron cinco días antes de que Triane se decidiera a probar la vía de Tomas para las transformaciones. Era sábado, es decir el primer día de la semana de clases en la isla, a saber porque sería que los días libres eran los jueves y viernes en vez de sábado y domingo. Hablando de viernes: el día anterior había hablado con su madre por segunda vez y ciertamente oír la voz de la mujer resultaba tranquilizante. Aún no pudiéndole hablar de nada que en el mundo humano se considerara "raro","extraño" y/o "imposible" sí podía contarle de sus amigos, con los que las cosas habían vuelto a ser geniales, sus compañeras de cuarto y alguna que otra cosa sobre su nueva casa, clases y, oooooo si, el fantástico centro comercial al que llamaban Zum. Igual se había enterado de que las reparaciones en su casa iban de maravilla y de que el horrible empapelado verde de la escalera por fin había sido sustituido por algo que pareciera mínimamente decente. En realidad lo de no poder hablar sobre nada especial resultaba más una bendición. No tenía ninguna prisa por contarle sobre las cosas raras que le pasaban, ni su ex-delincuente-novio y tampoco de su fracaso en la única clase nueva que había dado hasta ahora. En general los quince minutos de videollamada que le tocaban más los cinco extras que por algún milagro le dieron se fueron a la velocidad del colibrí y reunirse con sus amigos cuando abandonó  Central fue como maná caído del cielo.
Al parecer todo iba viento en popa.
Excepto una cosa.
En la clase del miércoles uno de los últimos chicos que faltaban había llegado a convertirse en alguna especie de pájaro luego de saltar de un lugar muy muyyyyyyyy alto en plan suicidio. Y aunque esto le había valido un buen castigo en la dirección y un descuento de casi la totalidad de su tarjeta de puntos, Triane lo entendía perfectamente y hubiera seguido su ejemplo de haber podido.
Por desgracia no había ninguna equivalente al salto mortal de los Volahder en el clan Canyne.
Hablando de mala suerte.
Solo faltaban ella y Misa por adquirir sus formas animales y ya que los métodos convencionales habían fallado estrepitosamente solo quedaba una cosa por hacer.
Con esta convicción se durmió Triane la noche del viernes, la misma que tenía al día siguiente cuando se colocó su túnica negra y abandonó el vestidor del aula de transformaciones. Detrás de ella venían unos cuantos más avanzados que ya ni siquiera pasaban por la parte de cambiarse de ropa, sino que salían directamente en cuatro patas, volando, y no podía faltar, había un chico que se arrastraba en forma de serpiente pitón.
Triane hizo caso omiso al discurso de Falcón que ya se sabía de memoria. Parada firmemente en el lugar que solía ocupar cerró los ojos y, en vez de intentar vaciar su mente, la dejó volar en busca de lo que necesitaba: su detonador.
La película que se empezó a correr detrás de sus párpados no era para nada agradable. Pensar que apenas había pasado una semana cuando parecía que habían sido meses. Imágenes de ella tambaleándose hasta la enfermería de su antiguo colegio apoyada en Katia para mantener el equilibrio, luego los turnos de clase. Adelantó hasta la parte que le interesaba: ella yendo a por el trío de chicas; la bandeja y la la silla volando hasta las dos compinches y luego alzar a la rubia oxigenada del piso. Probablemente lo que buscaba estaba un poco más atrás. Trató de recordar la conversación.
- Ese chico debe ser indescriptiblemente feo y tonto para salir con alguien como ella, seguro que es un gordo friki que nunca ha conocido a una chica de verdad.
- En realidad probablemente sea una chica .
- Pobre Katia, no me sorprende que no le agrade la afortunada, después de tres años tratando de enamorarla y se va con otra.
Bummmm
Probablemente ahí había sido. Repitió algunas veces más las palabras en su mente sintiendo un cosquilleo de furia que le pareció familiar.
Sip, efectivamente. Mientras se estuvieron metiendo con ella lo soportó, el problema vino cuando se dio cuenta que también habían estado molestando a su amiga.
Genial que hubiera investigado un poco acerca de los detonadores pues resulta que el suyo era uno de los más comunes: proteger
El paso dos era el más difícil. Crear una situación.
La imagines que le vinieron a la mente le subieron la bilis a la garganta.
Su madre en la cocina de su casa. Alguien las estaba acechando a través de la ventana abierta. La mujer tarareaba una de sus canciones favoritas mientras cortaba los vegetales para la cena. El olor a sangre fue igualmente vívido cuando se cortó el dedo del medio. Maldiciendo metió la mano bajo el chorro de agua del fregadero. La sombra se acercó pero no caminaba sobre dos pies, sino sobre cuatro gruesas patas que no emitiran ningún sonido. Lo ojos amarillos con iris negros de la fiera clavados en la espalda de su madre. A algún nivel Triane pensó que era irónico que su mente hubiera elegido la pantera, aunque no era raro luego de haber visto como su exnovio atacaba a aquel tipo en el centro comercial en aquella forma. El video se había parecido mucho a lo que estaba viendo ahora. Se obligó a mantener los párpados cerrados mientras apretaba los puños hasta casi sacarse sangre con las uñas. Se mantuvo desconectada de la realidad mientras en su mente la bestia atravesaba la ventana acercándose a hurtadillas a su madre. A estas alturas ya esperaba haber logrado transformarse pero al parecer no era el caso. Rechinando los dientes llevó su imaginación aún más lejos. La sombra negra saltó y su madre cayó bajo su peso golpeándose la cabeza contra la encimera de granito. Probablemente lo peor fueron los gritos. A estas alturas era tan real para ella que no podía parar. Un segundo después todo se desvaneció. El terror fue sustituido por una ola de calor que le golpeo las entrañas.
Silencio, o eso había pensado.
Empezó a escuchar pequeños sonidos. Unas garras arañando la madera del suelo, el suave gotear del agua, el aire entrando y saliendo de sus propios pulmones.
Luego vinieron los olores y ciertamente no todos fueron agradables.
Alguien se acercó. Falcón, identificó con el olfato. El suave tejido que había estado restringido sus movimientos desapareció rapidente.
- Felicidades Triane - le dijo él y eso solo podía significar una cosa.
Abrió los párpados lentamente y se encontró observando el mundo desde unos buenos 50 centímetros más abajo. Sabía que había un espejo detrás de ella así que le dio la orden a su cuerpo de voltearse. En los dos primeros intentos perdió el equilibrio pero al parecer eso de que a la tercera va la vencida es cierto.
Wowwwww
Definitivamente lo que veía en el cristal no podía ser ella. Excepto porque cuando movió la cabeza a un lado la imagen la imitó. Lo mismo paso cuando abrió la boca y..... mira tú que cosa, tenía un precioso juego de colmillos blancos y puntiagudos. Cerrando las mandíbulas nuevamente se observó con detenimiento.
Parecía el resultado de un cruce entre lobo gris y hauski siberiano. El pelaje de más de una pulgada y media de largo iba del gris plateado al negro azabache excepto en la cara y patas que eran de un blanco prístino. Tenía garras curvas, nariz oscura, cola y orejas peludas. Nada que reconociera.
Pero los ojos eran los mismo ojos grises que había visto toda su vida.
Esta era ella. La otra mitad de su ser.
- Genial - dijo, o por lo menos lo intentó porque la serie de lastimeros sonidos que escaparon de su garganta le parecieron horribles hasta a ella.
Centrándose nuevamente en su reflejo estuvo claro que algo no era correcto. Cabeza gacha, la cola entre las patas, las orejas caídas; definitivamente no era la imagen que quería de su primera transformación consciente. Cuadró su peso sobre sus cuatro nuevas patas alzándose en toda su estatura que no parecía ser menos de un metro con veinte.
El golden retriver y el hamster que se le acercaron completaron el cuadro. O casi.

La Sangre de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora