Triane estaba sentada en un cómodo butacón tapizado de terciopelo verde botella. Tenía la vista perdida en la pared de vidrio, a través de la que se veía un mar azul claro rodeado de una línea de arrecifes, donde se estrellaban las olas. Y más allá el profundo azul del mar abierto. En algún lugar allá afuera había dejado todo lo que conocía, y a estas alturas se había resignado a ello. Había tenido tiempo para reflexionar desde que había despertado. Después de las palabras de la enfermera-cabra se había vuelto a dormir, solo para tener pesadillas de ella tratando de escapar de una jungla llena de bestias semihumanas, lideradas por un jaguar de tres metros de altura. Claro que sabía que no era más que un sueño provocado por todo lo que había pasado en las últimas horas, pero en realidad, ¿qué tanto sabía de este lugar? La habían dejado darse una larga ducha de agua caliente, le habían prestado ropa común y corriente de su talla, le habían dado comida como la que comerías en cualquier casa habían llevado a esta habitación lujosa que parecía pertenecer a un edificio igual de moderno al borde del mar. Desde aquí pudo observar los muelles donde estaban anclados un buque, dos barcos de velas blancas, que solo había visto en las pelis de piratas y una flotilla de yates y lanchas de varios tamaños; también había notado que el edificio parecía describir una curva alrededor de gran parte de la bahía y que ella estaba en la mitad derecha. Vio otras construcciones en dos islotes rocosos en la entrada de la ensenada, donde resaltaba un faro pintado con rayas negras y blancas. Incluso el guardia que la observaba desde al lado de la puerta hacía más de media hora parecía completamente humano, aunque Triane no se engañaba, estaba segura de que no permitirían personas normales en este lugar.
En cualquier caso esta relativa "normalidad" no contribuía a tranquiizarla. Más bien la ponía de los nervios, pues se sentía como si estuviera en el ojo de la tormenta.
La puerta se abrió sin emitir sonido pero Triane lo sintió de todas formas. La mujer que entró emanaba poder por los poros, pero esa clase de poder que te hace sentir más respeto que miedo, todo lo contrario de la que entró detrás, que no era otra que la jaguar que se le había lanzado arriba y que hizo que se le erizara el vello de la nuca. La primera hizo un gesto hacia el guardia que realizó una semireverencia antes de salir, luego se sentó en el sofá justo en frente a Triane en la misma postura que tomaría una reina.
- Me llamo Amalaya y soy la Presidenta de esta isla - dijo con una voz que emanaba autoridad y confianza.
- Yo soy Triane, aunque supongo que ya lo sabe.
Amalaya sonrió mostrando una sonrisa tan blanca como las perlas.
- Ciertamente lo sé - respondió - Primero déjame disculparme por la forma en que fuiste traída.
Savage bajó la vista como lo hace un niño luego de recibir un regaño y comenzó a pasearse por la pared de vidrio, obligando así a Triane a dividir su atención entre vigilarla y escuchar a la otra.
- Ahora quiero explicarte algunas cosas básicas, que según me informaron, no llegaste a conocer sobre nosotros. - Como Triane o respondió prosiguió - La especie de los Changerst es tan antigua como la misma humanidad. Tenemos la capacidad de trasformarnos en animales o personas, según como se mire, porque poseemos ambas partes en igual medida y ninguna predomina sobre la otra. No somos bestias, bárbaros, monstruos o cualquier otra cosa que hayas pensado - Triane abrió la boca para replicar pero Amalaya la frenó con un gesto de la mano - No te culpo por hacerlo, pero es importante que de ahora en adelante entiendas que tenemos tanto la inteligencia humana como los instintos animales así como una combinación de los valores de ambos.
- No me parece que lo que pasó en mi casa haya sido obra de alguien civilizado. ¿Podrías por favor dejar de moverte? - dijo alzando la voz y volviéndose hacia Savage que ya se había salido de su campo de visión - No puedo atender a la conversación y vigilarte al mismo tiempo.
- Entonces quizás deberías dejar de vigilarme ¿no crees? - respondió la otra con una sonrisa sarcástica.
- Y un cuerno voy a darte la espalda. No pienso apartar la vista de ti nunca más siempre que estés cerca.
- Cuida tu tono -gruñó Savage y el sonido ronco que salió de la garganta de Triane también empezaba a asemejarse a un gruñido. La tensión era palpable en el ambiente.
- Savage - dijo la reina alzando la voz un tono e imediatemente la aludida bajó la mirada y salió de la habitación. Triane esperaba que tirara la puerta tras de sí, pero en cambio la cerró con el cuidado que se trata a una pieza de porcelana antigua. Una vez estuvo fuera Triane se relajó en el butacón.
- Ella no parece muy civilizada - dijo entre dientes, pero no escapó a la audición de la mujer de pelo leonado, lo cual no le sorprendió.
- Lo es, aunque probablemente el error fue mio al darle está misión - suspiró - De todas formas es tu superior y no deberías olvidarlo, aquí el respeto es muy importante. Que seamos civilizados no quiere decir que no seamos peligrosos y te convendría recordarlo. Confía cuando te digo que faltarle al respeto a la persona equivocada es lo último que quieres hacer.
Trine asintió con la cabeza, porque en realidad no había mucho más que pudiera hacer.
- No te sientas culpable por lo de la casa. Siempre es así la primera vez.
- Mi madre no tiene cómo pagar la reparación - respondió Triane entre dientes.
- Tampoco tienes que procuparte por eso. - respondió Amalaya con una mirada cómplice. - No sería justo dejar que otro pagara por los problemas de nuestra raza y nuestros propios errores - Triane frunció el ceño, así que Amalaya se explicó - Es nuestro deber llevar registro de todos nuestros nacimientos para evitar que pasen estas cosas. - cerró los ojos y se recostó en el sofá abandonando por primer vez su actitud regia. En ese momento parecía extremadamente cansada y mucho mayor que lo que en realidad era, y a Triane se le ocurrió pensar que no debía ser fácil ser responsable por tantas personas y semejante secreto, lo que la hizo respetarla aún más, de esa manera en que se respeta a aquellos que son capaces de hacer lo que nosotros no. Sin embargo, ese momento de relativa debilidad se esfumó como si nunca hubiera existido cuando la hembra se levantó del asiento.
- Imagino que esto es muy difícil para ti, pero es lo mejor. Estás aquí para aprender a controlar tus habilidades y así proteger a la especie - su tono se endulzó como el de una madre - Los que estudian aquí no pueden comunicarse con el exterior, pero en consideración a tu situación se te permitirá hacer una videollamada a tu madre una vez a la semana, todos los viernes, empezando por hoy. A condición de que no le cuentes nada de lo que ocurre aquí, ¿entendido?
Triane asintió frenéticamente, porque aunque no lo había pensado antes se daba cuenta de que tampoco había esperado tanto.
- De acuerdo entonces - dijo Amalaya - Necesito preguntarte algo y espero que respondas con sinceridad.
- De acuerdo - respondió Triane.
- ¿Has recibido últimamente sangre de alguien, una transfusión?
Trine se tomo unos segundos para analizar a conciencia los últimos días
- No me parece - dijo finalmente
- ¿Seguro?, ¿Ninguna herida que hayas curado? Cualquier detalle puede ser importante.
Instantáneamente a Triane le vino a la memoria el sabor de la sangre de Jacques.
- No - respondió sin pestañear.
Amalaya la observó por unos momentos. Triane aguantó el escrutinio convenciéndose a sí misma de que aquello había sido algo sin importancia, nada comparado a una transfusión de sangre.
- Bien - dijo Amalaya suavizando la voz - Por último debo decirte que casualmente el curso empieza mañana, pero si quieres puedes empezar el año que viene y tener más tiempo para adaptarte.
A Trine no le importaba ser la peor, sino volver cuanto antes a su antigua vida así que...
- Empezaré de inmediato - dijo sin titubear.
- Perfecto. Eso es todo - dijo levantándose y, como si hubiera recibido una señal, Triane se paró he hizo una torpe reverencia guiádose por lo que había visto en películas de época, porque le pareció lo más apropiado.
-Muchas gracias - dijo.
Amalaya le dedicó una breve sonrisa.
- Es mi deber, pero... De nada.
Y salió.
Justo después entró un guardia y le pidió que lo acompañara. La guió por una serie de corredores, que iban del modernismo del acero al lujo antiguo de la malakita. Llegaron a una habitación pequeña de paredes beige, amueblada a la onda retro con un sofá, dos sillones y una mesita pequeña; no tenía ventanas y la poca decoración consistía en un jarrón de un metro, con motivo de dragones chinos que contenía una gran cantidad de espigas negras, rojas y marrones.
Allí le entregaron una tableta con un solo contacto registrado, y aunque no reconoció el número no tuvo dudas de quien aparecería al otro lado.
Marcó y apenas llegó a dar un timbre. Al otro lado apareció la cara de la mujer que la había dado a luz.
A Triane le pareció que su madre había envejecido diez años desde la última vez que la vio, nunca había sido una mujer muy cuidada, pero ahora tenía bolsas oscuras bajo los ojos, las arrugas parecían más pronunciadas y el pelo más marchito. Pero nada de eso impidió que su cara se iluminara en cuanto vio a su hija.
- Ohhh cariño, me alegra tanto verte bien - Triane tragó las lágrimas que amenazaban con salírseles, porque sabía que era lo último que su madre necesitaba.
- A mí también, mamá - se las arregló para responder con voz ronca.
- Cariño, todo estará bien. Me explicaron que eso es como una escuela, así que espero que sea un buen lugar, quizás te vaya mejor allá que lo que te fue en las escuelas de aquí.
- En realidad todavía no la he visto.
- No importa, los señores que vinieron me dieron esta tableta y me dijeron que podríamos hablar todas las semanas, así que me cuentas la próxima.
Bueno, eso explicaba lo del número desconocido.
Triane miró detenidamente a su madre, como para grabar sus rasgos en la memoria.
- Te extraño - dijo dejando caer un solitaria lágrima.
- Ohhh mi niña yo también - respondió la mujer soltando un sollozo.
Pasaron varios minutos antes de que ambas dejaran de llorar.
- Esto.... ¿Es verdad que te dejaron con qué pagar los destrozos que causé? - preguntó Triane recordando por enésima vez como había quedado su hogar luego de su "transformación".
- Oh sí, y sobra. No te sientas mal por ello. Era el empujón que me faltaba para decidirme a hacer serias reformas - Triane sonrió pensando que si no las habían hecho antes era porque no tenían con qué pagar - En especial ese horrible empapelado verde. A propósito, ¿te dieron lo que te preparé?
Triane frunció el ceño pensando en por qué no se lo habían dado de inmediato, pero luego recordó que en realidad apenas habían pasado tres o cuatro horas de que se despertara, aunque parecieran siglos.
- No, no lo han hecho pero estoy segura de que lo harán dentro de poco.
- Bueno - dijo su madre - tampoco es que sea la gran cosa. Me pidieron que preparara un bulto con lo que pensara que te gustaría llevar contigo. Lo habrías hecho tú, pero.... En fin, te puse algunas de tus ropas favoritas, y dos o tres libros, cepillo de dientes, algunas cosas tuyas y también un pote de mermelada de manzana casera.
Triane no pudo aguantar la risa, al final las madres siempre son iguales, no importa que tan mal vayan las cosas o que tan complejas se vuelvan, siempre tenían tiempo para recordarte que te lavaras los dientes o, para darte un poco de tu postre favorito para el camino.
- Bueno -siguió la señora Owens - Todo va a estar bien, ya verás.
Triane asintió con la cabeza, a pesar de no estar totalmente convencida.
- Y cariño, no importa lo que pase, yo siempre te querré - dijo acariciando la pantalla.
- Yo también mamá - carraspeó para aguantar las lágrimas. La aceptación y el amor de su madre habían sido una constante en su vida de la que nunca había dejado de maravillarse. Su hogar era el único lugar donde realmente se había sentido a gusto, y ahora ni siquiera tenía eso. - Yo... te mantendré al tanto, aunque no puedo dar detalles, pero... eso, te mantendré al tanto.
La mujer asintió sabiendo que su hija no quería llorar frente a ella.
- Cuídate, cariño.
- Lo haré, mamá - respondió y colgó la llamada.
La primera gotita cayó sobre la pantalla negra. Dejó la tableta a un lado, cuando las manos le comenzaron a temblar, por miedo a que se le cayese.
No pudo decir cuánto tiempo había pasado cuando se calmó y se recostó en el sofá. Agradecía que no hubiera habido nadie en la habitación, porque sabía que ni aún así hubiera podido contenerse. Se dedicó a repasar el plan que había elaborado:
1- Volver cuanto antes con su madre.
2- Pasar lo más desapercibida posible.
3- No causar problemas, ya que dudaba que la suspensión aquí incluyera el regresar a su casa.
Eso era todo, sencillo, útil y fácil de recordar.
Con renovadas fuerzas se dirigió a la puerta de la habitación esperando encontrar al guardia que la había acompañado todo el día del otro lado. Sin embargo fue otra cara conocida la que encontró.
- ¡Falcón! - se sorprendió - ¿Dónde está el guardia?
- A su servicio señorita - respondió un hombre haciendo una floritura con la mano - Quiero disculparme por como resultaron las cosas durante nuestra visita a su hogar.
- No te preocupes por eso, yo tampoco fui muy razonable - y tampoco había sido él quien se le había lanzado encima.
- Muchas gracias, señorita.
- Llámame Triane.
- De acuerdo, Triane - respondió con un guiño.
- Entonces ¿viniste por eso? - preguntó Triane, porque la verdad era que le agradaba el tipo, y hasta ahora el había sido el único que se había mostrado accesible.
- En realidad, me tomé el atrevimiento de sugerirle a la Presidenta que quizás una cara conocida sería buena idea, aunque no estaba del todo seguro de como me recibiría usted.
Triane sonrió y hacía tanto que no lo hacía que le pareció algo completamente ajeno a ella.
- Lo aprecio mucho señor - dijo haciendo una reverencia, que en su opinión salió mucho mejor que la que le había hecho a la Presidenta-Reina o como fuera. - Y ahora a dónde vamos?
- Ahora la voy a conducir hasta el campus de la Academia - Triane tragó en seco pensando en lo horribles que habían sido sus primeros días en sus anteriores escuelas. Pero cuadró los hombros y le hizo un gesto a Falcón para que supiera que estaba lista.
Atravesaron algunos pasillos y tomaron un ascensor hasta la primera planta. Atravesaron los pocos metros que separaban la entrada del ascensor de una puerta de madera oscura.
El corredor que pareció ante ellos le pareció a Triane lo más hermoso que había visto en su vida. Era mucho más amplio que los demás, de cuatro metros de ancho por cinco de alto; las paredes eran de un verde claro y el piso de mármol gris oscuro, tan pulido como el vidrio; el techo abovedado era un mosaico de colores vivos en el que aparecían toda clase de criaturas de leyenda. A Triane le pareció que las imágenes contaban una historia, pero no pudo detenerse a decifrarla, además el idioma en que estaban las líneas que seguían el dibujo a ambos lados le era completamente ajeno. De tanto en tanto, enlentecía el paso para poder contemplar las estatuas de mármol de diferentes tonos que aparecían a ambos lados del pasillo, alternándose con las muchas puertas de caoba iguales a la que ellos habían atravesado para llegar.
Falcón no la apuró, más bien se dedicó a deleitarse también con la vista. Triane se imaginó que era uno de esos lugares que no podías dejar de admirar por muchas veces que lo vieras.
En un momento determinado Triane recordó la conversación con su madre.
- Mi madre dijo que me había preparado una valija, pero aún no me la han dado - dijo.
- Ciertamente, yo mismo la traje - respondió Falcón y como vio la preocupación en la cara de la chica dijo para tranquilizarla - Estoy seguro que te la darán antes de abandonar la Central. Si no, yo mismo me haré cargo.
Esto último tranquilizó a Triane, pero también le hizo surgir una pregunta.
- ¿Qué es la Central?
- Este edificio. Desde aquí se controla todo lo relacionado con nuestra especie en América.
- Ah yap. No me sorprende que sea tan grande.
- Efectivamente lo es. Tiene 20 pisos por encima de tierra y otros tantos 5 hacia abajo. Y aproximadamente unos 1200 metros de largo por 250 de ancho.
- Wowwww - flipó Triane - ¿Y tú cómo te sabes todo eso?
Falcón le dedicó una media sonrisa.
- Es parte de mi trabajo - respondió.
Llegaron a una parte donde la pared derecha del corredor había desaparecido para dejar lugar a una entrada en la que Triane estuvo segura que cabía su casa entera. Al otro lado de la estancia habían unas enormes puertas de doble hoja de unos, bueno, cuatro metros de alto por tres de ancho.
Allí había una mujer esperando con lo que Triane reconoció instantáneamente como su mochila de viaje. Al cogerla notó que no pesaba mucho y le sorprendió que su madre no la hubiera llenado hasta el tope. Se la puso en la espalda.
Falcón abrió una de las hojas de la puerta y la luz anaranjada de la tarde la obligó a pestañear. Al otro lado había una pequeña escalinata de mármol que bajaba hasta una calle de piedras colocadas sobre un césped del color de los capos de fútbol. Veinte pasos adelante había una portada de aspecto rústico, con puertas de hierro que interrumpía el alto seto de plantas que se extendía mas allá de la vista, separando lo que pertenecía a Central de lo de la Academia.
A través de la reja pudo ver una silueta masculina que hacía señas con la mano.
Triane se volvió hacia Falcón como lo haría un niño en su primer día de colegio.
- Todo va a salir bien - le dijo este con una sonrisa y dándole un apretón en el hombro.
Curiosa elección de palabras. Las mismas que le había dicho su madre. Por enésima vez repasó su plan de los tres pasos. Se irguió a todo lo que daba su 1,74 de estatura y dio el primer paso.******
Hola a todos.
Esto como que no se me da muy bien 😅Primero quiero agradecer mucho mucho a mis dos mejores amigas por convencerme de escribir esta historia. Si no fuera por ellas todo este embrollo hubiera seguido dando vueltas en mi cabeza eternamente.
Segundo quiero pedir disculpas por el largo de los capítulos. Recién llegué a wattpad y me he dado cuenta que las publicaciones normalmente son mucho mas cortas. Por desgracia los hábitos son un poco difíciles de perder y les adelanto que probablemente los demás capítulos sean más largos.
😳 Lo siento mucho. Espero que la trama lo compense.Bueno.... no se que más decir.
Aaaaa siPorfa 🙏Si pueden déjenme algún comentario malo o bueno o algún voto si les gusta. Se aceptan críticas.
Solo me queda desearles una buena lectura.
😅👋
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La Sangre de los Dragones
FantasyHasta el día de su primera transformación, el mayor problema de Triane había sido no encajar en el mundo humano. Cuando se ve arrastrada contra su voluntad a una academia para iniciar el curso como changerst y aprender a controlar su lado más salvaj...