Capítulo 6

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Triane se quedó pasmada por la vista, aunque realmente ya se estaba acostumbrando al sentimiento. Lo que había ante ella no cabía duda de que era algo muy parecido a los centros comerciales, a juzgar por los carteles de neón, las vitrinas y la cantidad de movimiento. Pero ahí acababa el parecido pues aquello no estaba en ninguna ciudad humana sino en el medio de lo que casi parecía una jungla. Tanto así que la naturaleza y las construcciones se entremezclaban dando lugar a formas muy curiosas. Un fuerte gruñido a su espaldas la sacó de sus cavilaciones arquitectónicas. Todos se dieron la vuelta.
Detrás de ellos había un oso negro de un buen metro y medio de alto. Sin embargo el animal, que a juzgar por la inteligencia en su mirada no era solo eso, pasó entre ellos como si no los viera al punto de que casi tumba a Scoot. Un poco después dobló a la derecha y entró en el primero de los edificios que  parecía un parqueo de tres plantas. A través de las inexistentes paredes pudieron ver como la figura oscura se acercaba a un mostrador y subía sus dos patas en él. El muchacho que estaba detrás no parecía sorprendido por la bestia enorme que tenía enfrente, dijo algo que ninguno de ellos pudo oír antes de sacar una tarjeta de una bolsita que colgaba del cuello del oso. Luego ambos desaparecieron de vista.
- ¿Qué es eso? - preguntó Triane señalando al extraño edificio y procurando en vano encontrar algún cartel
- Los vestidores - respondió Mat y como Triane arqueó una ceja, cosa que se interpretaba como " y se supone que yo debo saber que es eso" explicó - Lo usan aquellos que tienen por costumbre moverse en forma animal. Alquilan una taquilla donde guardan lo que necesitan para vestirse cuando vienen.
Interesante, pensó Triane, pero seguro que de aquí a que ella pudiera andar como ese faltaba un mundo. Lo que le recordó su fracaso en clase. En la clase de Falcon. Sacudió la cabeza para apartar el pensamiento.
Aaaaaaaa no. No iba a dejar que le arruinará la noche.
- ¿Y cuál es el plan? - preguntó a nadie en particular
- Pasarlo bomba - respondió Scoot con una tímida sonrisa
- Si, pero antes deberíamos comer algo - replicó Mat
Triane puso los ojos el blanco.
- De acuerdo mamá. Iremos a comer  pero olvidate de la pirámide alimenticia - aclaro Misa, como si le leyera la mente - Hoy es día de pizza, patatas fritas y helado. ¿Te apuntas Tri?
-Oooo siiiii - respondió la aludida - Había pensado que no tenían de esas cosas aquí.
- A verrrrr, que los humanos no son santos de nuestra devoción pero tienen cosas que valen la pena - respondió Misa.
- Además - agregó Scoot - La comida chatarra de vez en cuando no hace daño -guiñó un ojo - Y la de aquí es muy buena.
Y vaya si lo era, pensaba Triane una hora después mientras daba cuenta de lo último de su batido de chocolate. Habían comprado una pizza familiar con extra de queso y unas copas de helado realmente buenas. Dividieron la factura a partes iguales y Triane vio consternada como su saldo bajaba en 4p.
- No tengo idea de como conseguir más - decía dándole vueltas a la tarjeta entre los dedos.
- No te preocupes por eso - respondió Mat empujando las puertas de batiente - En las pruebas, comprobaciones, preguntas, competencias. En fin hay muchas oportunidades de obtenerlos. Por ejemplo: Scoot se ganó 20 hoy por ser segundo en Transformaciones.
- ¡En serio! -dijo Triane - ¿Y cuánto se ganó la primera?
- 40 - respondió Scoot encogiéndose de hombros.
- Todo los que lo logran el primer día ganan algo - replicó Misa de mala gana - Mat se ganó 5.
- Os lo teníais bien calladito - les protestó Triane señalandoles con un dedo
Ambos se rieron.
- Yaaaaaa. Es que no queríamos que nos obligaran a pagar la cuenta. - respondió Mat
- Tacaño - lo acusó Triane finjiendose la ofendida para luego estallar en carcajadas junto con los demás.
- Bueno. ¿Y cuál es la segunda parada? - preguntó. Estaban caminando por un paseo entre dos calles que hacía las veces de parque, solo que aquí todo crecía natural, no había nada de arbustos podados con formas ni algún tipo de orden. Le pareció extremadamente hermoso, con los faroles colgando lo mismo de vigas que de los troncos de los árboles y los bancos de piedra invadidos por la maleza.
- Estoy segura de que hay alguien que necesita reabastecer su guardarropa. - dijo Misa
Definitivamente adoraba a esa chica.
Entraron a una tienda de varios pisos que exhibía maniquies en una vitrina y ya a Triane ni le sorprendió que ninguno fuera totalmente humano.
Fue genial. Ella nunca había salido de compras con nadie más que su madre así que fue una experiencia totalmente nueva. Incluso a pesar de que apenas entraron Misa desapareció y fueron Mat y Scoot quienes la ayudaron. Ok, el hecho de que fueran varones los qué le dijeran que le quedaba bien era un poco incómodo, pero la falta de comentarios salidos de tono y silbidos como los que había recibido de otro grupo que pasaba por ahí la hicieron sentir mucho mejor. Misa reapareció cuando estaban pagando. La cuenta de Triane había perdido 52p pero estaba demasiado contenta para que eso le importara. Tampoco había sido la única en abastecerse. Ambos chicos salieron con idénticas bolsas cargadas con ropa donde los colores negro y blanco no hacían ni el intento de aparecer.
La siguiente parada fue el cine, del que no pudieron librarse cuanto Scoot vio anunciar "The Matrix" en una pantalla gigante colgada frente al mismo. En la cola de los tickets se encontraron con sus compañeras de cuarto que aún estaban en uniforme. Ya Triane sabía porque ninguna había aparecido por el cuarto esa tarde: se la habían pasado recorriendo el Zum por primera vez, porque como antes no habían tenido tarjetas no habían podido entrar en ningún lado.
Después de la película fueron juntos a "The Jungle", una discoteca que según le explicaron era lo mejor de lo mejor y a donde iba toda la gente cool de la Academia.
- ¿Y qué vamos a hacer nosotros ahí? - preguntó Triane poco convencida al respecto.
- Divertirnos por supuesto - respondió Marla con su jovialidad de siempre, sino acaso un poco más lo que hizo sospechar a Triane que quizás el grupo de chicas había tenido algún encuentro con el alcohol.
- Además hay muchos chicos guapos - agregó Camil
- No creo que haga falta ir tan lejos para encontrar chicos guapos - murmuró Zenia lanzando una rápida mirada a Mat que no pasó desapercibida a Triane.
A juzgar por la cola el lugar debía estar atestado. Pasaron veinte minutos hasta que les tocó su turno y atravesaron la puerta flanqueada por dos tipos enormes.
Mal juzgado. Atestado se quedaba corto. Apenas si pudieron moverse entre la multitud hasta llegar a la barra. Menos Zenia que pidió una Coca Cola y Triane que se conformó con un vaso de agua, en resto ordenaron cervezas.
- Parece que no fuimos los únicos con esta idea - gritó Irene al oído de Triane para hacerse oír por encima de la música, esta asintió en respuesta.
Chocarán vasos en un brindis por algo que dijo Marla pero que nadie oyó. Mat, siempre prudente, tomo un pequeño trago, al igual que Scoot, aunque este lo hacía por tener poca tolerancia al alcohol. El resto de las chicas bajaron más de medio vaso de un tiro.
Definitivamente la noche prometía.
- Vamos a bailar - gritó Marla y se lanzó a la pista seguida de Camil, Misa y arrastrando a Scoot.
Triane se recostó en la barra mientras observaba como sus amigos desaparecían en la muchedumbre. Una pareja llamó su atención.
El varón era bastante más alto que la hembra, de facciones hermosas y pelo de un castaño rojizo muy peculiar. Llevaba la chaqueta de cuero marrón con los hombros cubiertos de pelo largo negro completamente abierta y como no tenía nada debajo se observaba claramente los bien marcados abdominales. El par de cuernos azabaches que le hacían del cráneo no dejaban duda de a donde pertenecía: Capricorn. Al igual que la chica que bailaba con él, solo que los cuernos de esta eran de color marfil similares a los de un venado de los que colgaban finísima cadenas plateadas con cristales. Era de pelo oscuro y rasgos asiáticos y vestía un kimono beige con los bordado en hilo de plata.
Nadie se acerba a la pareja a menos de un metro de distancia.
- ¿Quiénes son? - gritó Triane al oído de Irene
- Los jefes del Clan Capricorn -le gritó esta en respuesta
La música pasó de electrónica a romántica, bajando un poco el volumen.
La pareja comenzó a bailar muy pegados, moviendose sobre la pista que les habían dejado en deferencia a su cargo.
- Se ven geniales - dijo Triane, alegrandose de no tener que gritar.
- Lo son - respondió Irene
- Y tienen toda la pista para ellos - rezongó Marla que se había acercado a pedir otra cerveza. Triane se preguntó por donde iría la tarjeta de la chica - Sería genial ser alfa - agregó pasándole el dispositivo al camarero.
- Pues al paso que vas terminarás ante ellos muy pronto - replicó Irene - Cuando tengas que responder por emborracharte el primer día de clase y montar un show.
- Naaaaa, estoy bien - y como para afirmarlo se dio otro buen trago. - Además, no me digas que no te gustarían algunas comodidades: un dormitorio para ti sola, baño de lujo con jacuzzi,  cocina especial, pista de baile asegurada. Solo por mencionar algunas.
- Bueno, si, claro que sería genial - contestó Irene - En especial eso de obligar a la gente a inclinarse con la mirada.
- ¿Cómo que obligar? -preguntó Triane que seguía la conversación con interés ahora que la música le permitía oír algo.
- Ya sabes - respondió Marla quitándole importancia - Que cuando quieren que te inclines y te miran parece que un coche aterrizó en tu espalda.
- ¿Eh? - dijo Triane
- ¿No te presentaron a los alfas? - preguntó asombrada Irene
- Si - respondió Triane mirando de reojo a Mathew. El chico no le había prestado mucha atención a la conversación pero ahora la miraba sin pestañear.
Por Dios tenía que haber sido tortuga par esconder la cabeza.
- ¿Y no sentiste un peso en los hombros, dolor de cabeza o la necesidad de obedecer a los que fuera que te dijeran? - continuó preguntando Irene
No, pensó Triane
- Si - respondió - Es solo que.... Pensé que había sido solo idea mía - jugeteaba con un mechón de pelo evitando intencionalmente los ojos de Mat que seguían clavados en ella.
- A yap - dijo Irene al parecer satisfecha de su respuesta
Se estaba volviendo realmente buena en eso de mentir.
- En fin, vine a buscarlos para llevarles a la pista - dijo Marla golpeando la barra con el vaso luego de haber bajado los últimos dos dedos de un solo trago.
- Ooooooo no - protestó Triane porque ella no bailaba, no lo había hecho nunca y definitivamente no lo iba hacer ahora.
- Ooooooo si - respondió una Marla que sorprendentemente conservaba su fuerza porque logró alejar a Triane de la barra de un solo tirón.
Al parecer si iba a bailar esta noche, pensó ella.
Pero se equivocó. Nunca llegó a la pista. Su paso fue interrumpido por una mole oscura que chocó contra Marla y que la hubiera tumbado sobre su trasero de no haber estado sujeta a la muñeca de Triane.
- Hey - protestó Marla a la figura pero su voz se apagó al instante que supo quien era.
Pero la de Triane no.
- Hey tú - le gritó - Se vale mirar por donde caminas.
Si el tamaño de la chica, porque era una chica aunque no lo parecía, no había logrado intimidarla, por lo menos debió hacerlo la pinta horrible que tenía y la expresión de su cara. Pero no.
Sea por falta de sentido común, poco instinto de conservación o ganas de una muerte prematura, Triane no se calló.
- ¿Quién te crees que eres empujando a la gente como si nada?
- Y tu quien te crees que eres para hablarme a mi - replicó la otra con una voz grutural más digna de un macho.
Casa Grunther, pensó Triane por el tatuaje de jabalí que le cubría el brazo. Le habían contado que tenían fama de busca pleitos y brutales hasta la crueldad.
- Discúlpate - exigió Triane. Pudo oír con claridad la voz de Marla tratando de persuadiría porque la música ya no sonaba.
- Oblígame enana - respondió la otra crujiendose los nudillos.
- Jessica. Por favor - intervino uno de los que andaba con ella pero la chica le hizo el mismo caso de Triane a Marla
- Perfecto - dijo Triane con una media sonrisa que no estaba nada acorde a la situación. O eso pensaron, hasta que le lanzaron el primer puñetazo. Triane se movió como un rayo.
Bloqueado y devuelto. En el medio del pecho.
La tal Jessica voló dos metros antes de caer como un saco, boqueando en busca de aire.
Triane sacudió la cabeza como quien sale de un trance, pestañeando al darse cuenta de lo que había hecho. Una frase vino a su mente: físicamente imposible.
Yyyyyyy la voz del dragón con su unica endemoniada palabra: hija, que parecía retumba dentro de las paredes de su cráneo.
Lo tercero fue la sensación de deja vú.
Otra sala llena de mesas de acero inoxidable con manteles. Ella rodeada de gente. Trixie en el piso. Katia detrás de ella, justo donde ahora estaban sus nuevos amigos, mirándola con cara de horror. Por lo menos las de Mat y el resto no estaban tannnnn horrorizadas, eran más bien de desconcierto, pero para el caso.
Volvía a ser la chica rara. Animal de circo. Pues bastaba las caras que la rodeaban para darse cuenta que la súper fuerza no estaba en la lista de habilidades que debería tener.
No encajaba, nunca lo había hecho y nunca lo haría.
Y huyó. Otra vez.

La Sangre de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora