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      Desde aquel día, se repite la misma situación: levantarme, ducharme, desayunar, salir, ver la figura...
      He decidido no salir en un par de días. No me fio mucho de mi psicólogo. Creo que solo me quiere sacar el dinero. No es normal el que alguien te siga constantemente, o sea, sí puede serlo si ese alguien está obsesionado contigo o... mierda. Es imposible, no, no, no, no.
      Cuando más necesitas algo va y desaparece. ¿Dónde estará ese portátil viejo?
     
      ¿Qué haces?

      Ahora no es momento para estar de cháchara. Tengo que hacer algo importante. Ve contándolo tú de mientras.

      Uuuhh, buena idea.
      15 años atrás, trabajaba como sicario. Gran empresa la nuestra, es decir, había mucha gente y todos con mucho talento.
      Un día nos comunicaron que la iban a cerrar. El gobierno nos había descubierto e iban a por nosotros, pero teníamos un último trabajo pendiente.
      Es sorprendente ver hasta qué punto llega la competencia entre empresas. La mayor empresa automovilística de nuestro país se encontraba en nuestro punto de mira.
      Planos por aquí, listas y carpetas por allá (había rotuladores de colorines AAAAAAAAAAH >/////<) , ya sabéis, todo ese rollo del papeleo y la planificación.
      Comienza lo serio. 20 de noviembre, por la noche, empiezan a apagar las máquinas y cesa toda actividad en su interior. Los empleados van a sus vestuarios, se cambian de ropa y charlan un poco. 30 minutos para llevar a cabo el asesinato del jefe.
      - Vamos, quiero a 1 y 2 vigilando los vestuarios, 5 y 6 quiero que nos dejen el camino limpio a 4 y a mí
      - Eso está hecho 3.
      Todo estaba listo, iba a ser un disparo limpio. Silenciador puesto en el arma, otro hombre armado por si fallaba el primer tiro... y de pronto sale del despacho un niño.
      - Aah... - nos miró aterrorizado y se giró lentamente - p-p-papá...
      4 y yo nos miramos muertos de miedo: se venía lo peor.
      No sé cómo aconteció todo, pero acabé disparando a una mujer rubia bajita en la frente mientras huía.
      La noticia del ataque corrió como la pólvora. Al día siguiente no había ser humano que no se hubiese enterado.
      Nuestra empresa cerró, cada uno buscó un trabajo y vivió una vida tranquila olvidando aquella noche... bueno, intentando olvidarla. Cada noche sus caras te seguían. ¿Cómo pasamos a aquella masacre?
      Así lo habría contado él. Evidentemente yo soy más carismático, pero no quiero que me empiece a decir "mentiroso, eso no fue así, ñeñeñe". Es un plasta.
      Cállate acaparador de atención.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora