Desde que llegué aquí, sólo era capaz de fijarme en una persona. Me había llamado mucho la atención. No era nadie especial, nadie fuera de lo común, era como cualquier otra persona, pero había algo que...
Era una mujer de piel muy clara, casi como el mármol. Parecía una estatua. Sus ojos, de color azul muy oscuro, resaltaban en su rostro. Se rodeaban de unas largas pestañas negras. Su pelo negro largo y ondulado caía por sus hombros. Parecía muy suave. Un flequillo bien cuidado aunque algo largo aparecía en su frente un poco divido. No era un bloque, sino que lo tenía echado un poco a los lados.
Me sentí una acosadora. Siempre que estaba con los demás no hacía más que mirarla. Tenía algo que atraía mi mirada. ¿Por qué razón?Ella tenía un... "don". Conseguía encontrar las mejores piedra, lo que significa que tenía privilegios. La gente que era incapaz de encontrar piedras así acudía a ella para pedirle que le dieran comida.
El otro día, una madre de dos niños pequeños le pidió comida. Los niños estaban famélicos. Ella aceptó y se acercó a la fila. Tras ella, apareció un hombre de negro.
El hombre era muy extraño. No me sonaba de haberlo visto antes. ¿Llevaba con nosotros desde el principio de todo esto?
Llevaba un traje negro y un sombrero del mismo color. Los zapatos estaban algo gastados. Tenía una pose elegante. Sus movimientos eran lentos. Parecía muy calmado y confiado. Su piel era muy clara y sus ojos de un color muy oscuro. Me daba mala espina.
La cola avanzaba despacio. En un momento, la mujer tropezó con las piedras del suelo y el hombre la consiguió agarrar antes de que cayera al suelo. Ella le agradeció la ayuda y comenzaron a hablar. El gesto de él pretendía ser amigable, pero a mí me resultaba desagradable. La mirada y la sonrisa hacían que me estremeciera.Hoy me he dado cuenta de que desde ayer, ella no se ha separado de aquel hombre. Hablan mucho, ríen, se sientan juntos... incluso ella se queda dormida sobre su hombro. Las escenas cada vez me gustan menos. No puedo dejar de temblar y sentir escalofríos cuando los miro.
Esta tarde, el ambiente es más frío de lo normal y hemos acabado todos acurrucados los unos contra los otros para poder conservar algo de calor. Yo estoy sola apoyada en la piedra de la pared observando de vez en cuando a aquellos dos. Él la abraza a ella mientras hunde su cabeza en el pecho del hombre trajeado.
En una de las veces en las que levanto la mirada, los ojos del hombre y los míos se cruzan y una terrible sensación de miedo me recorre todo el cuerpo. Esos ojos hacen que me sienta insignificante. Aparto rápida la mirada. Jamás podré olvidar aquellos ojos vacíos, como los de un muerto.
En este momento me viene a la cabeza el día aquel. Sentí el mismo temor.Me pareció muy extraño ver en un día tan húmedo y gris como aquel humo. No era posible que algo hubiera estallado en llamas.
A paso ligero fui en busca del origen de esa columna. Caminé durante quince minutos. Llegué a una calle que llevaba a una gran plaza con una fuente. Aún no había llegado cuando vi a varias personas correr por las calles y gritar.
Aceleré el paso. Al llegar a la plaza vi una serie de personas quemadas y sangrantes en el suelo. Había un par de personas a las que les faltaba un brazo y no se movían mientras otras gritaban de dolor.
Me acerqué a una mujer muy delgada que llevaba una vestido morado roto y quemado en su mayoría. Su piel estaba llena de quemaduras y de un color gris sucio. La sangre manaba de las quemaduras. Tenía la mitad izquierda de la cara, el cuello y el brazo izquierdo destrozados. Gritaba como si no hubiera un mañana mientras lloraba.
Llamé a una ambulancia y en ese momento se oyó una explosión y otra columna de humo ascendió al cielo. Varios trozos pequeños de asfalto me alcanzaron.
Entonces me di cuenta de lo que sucedía: habían puesto bombas por la ciudad y las estaban detonando una a una.
Me sentí más atemorizada que nunca antes. Podía haber una bomba bajo mis pies y no lo sabía.
No podía quedarme.
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Sueños
Science FictionPues como bien dice el título esto va a ir de sueños que tengo. Cuando soñamos creamos muchas historias. De la gran mayoría ni nos acordamos a la mañana siguiente, pero una pequeña parte hace mella en nosotros y lucha por no caer en el olvido. Todo...