Blanco y negro. Prólogo.

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     Apoyada en la fría y húmeda piedra de la pared de la cueva observaba a los allí refugiados con indifirencia.
     Aún no dejaban de sucederse en mi cabeza aquellas imágenes de devastación. Pensar que una vez todo eso fue alegre y estuvo lleno de vida...

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