33 | C A P I T U L O

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¡Celebremos la boda de mierda!
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ARIA:

Su agarre no aflojó un ningún momento a pesar de mis constantes jaloneos, sus ojos casi transparentes me miraban con una chispa de burla y a la vez con la curiosidad reflejada en éstos.

—Es muy fácil leer a las personas —comentó soltándome— tú no eres la excepción, ni mi hermana, ni ese Clinton, ni Burak o Angelov.

Alcé una de mis cejas.

—Si bueno, y si eres brujo o lees el tarot a mi tampoco me importa.

Bien, estaba siendo algo altanera y grosera, pero había algo en él que me hacía actuar de esa manera.

—Mi punto es, —pausó durante un segundo— que sé que todo es una farsa, eso se sabía desde un principio, pero ahora esta boda tiene un trasfondo que aún no logro descifrar.

Seguí cada movimiento que sus piernas daban, Theseus había comenzado a caminar de un lado al otro mientras de vez en cuando esperaba a que respondiera lo que él acababa de decir.

—Aunque no lo creas, sé el secreto de cada uno de los que acabo de mencionar, bueno… excepto el tuyo que sé que pronto lo sabré —mencionó con arrogancia.

Se está pasando de listo.

—Bien, si vamos a jugar así… espero que aguantes —lo miré de reojo para comenzar a caminar de un lado a otro como él lo hacía. —Theseus Park, me parece que hemos empezado con el pie izquierdo, aunque la verdad no me extraña que fuese así… —me encogí de hombros — se puede decir que eres un hombre de unos veintitres o veinticuatro años que, por lo que veo, se cree Sherlock Holmes y piensa que sabe todo de las personas, lo que lo convierte en una persona arrogante, fastidiosa, egolatra y en extremo exasperante.

Busqué de nuevo su mirada encontrándome con su semblante serio y postura a la defensiva.

Tocaste su punto débil.

Sonreí.

—¿Sabes? Es muy fácil leer a las personas —comenté de la misma manera en la que él me lo dijo minutos atrás— y más al tipo de persona que eres tú; el que busca debilidades y fortalezas para construir su muro implacable, pero eso ya me lo sé de memoria.

Porque yo misma lo hago.

Sus carcajadas me dejaron confundida, pese a que mis palabras parecieron haberle molestado, ahora parecía ser lo contrario.

—¿Crees que porque me has descrito como piensas que soy, voy a enfadarme o estar a la defensiva contigo? —bufó divertido— la respuesta es no.

Un silencio algo prolongado se hizo presente entre ambos. Mas él se encargó de cortarlo, e incluso fue capaz de acercarse hasta mí dejando su rostro a una distancia incómoda del mío para decir:

—¿Sabes qué le sucede a Dominique? —musitó entre dientes.

—Se va a casar y tendrá un hijo, eso sucede —dije del mismo modo.

Este me analizó por unos segundos para luego sin decir más marcharse de la habitación topando en la puerta con Angelov, que al mirarlo tensó su mandíbula y lo miró con desagrado.

Al parecer no era la única a quien le caí mal el sujeto.

—Hola cielito — ignoró al insulso. —Te estuve buscando —sonrío llegando hasta mí para ofrecerme un abrazo.

Secretaria de Clinton Baker ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora