|| C A P I T U L O D I E C I S E I S ||

2.2K 165 74
                                    

═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════
Esto no puede estar pasando
═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════

ARIA:

Es muy fácil ver las cosas desde afuera. Es muy fácil mirar una imagen, leer un artículo, escuchar un chisme o crear uno a partir de la vida ajena y criticarlo. Hablar mal de las personas hasta el cansancio, burlarse de sus situaciones, burlarse de sus apariencias... pero lo que nunca es fácil, es ser quién está en esa posición, ser el juzgado, ser el señalado.

Yo cometí muchos errores desde un principio. Los cometí con Clinton, los cometí con Jennifer, los cometí con Dominique, con Angelov y con muchas personas más, lo que yo diga no siempre significa que es la verdad o que estoy en lo correcto, y ahora más que nadie me arrepiento tanto de haber juzgado a Jennifer.

Quizá no sea una buena persona del todo, porque hay que aceptar que hay personas que no lo son, pero no merecía ser juzgada como yo lo hice. Quizá en aquel entonces hablaron mis inseguridades y celos, Jennifer era el tipo de mujer de la que yo estaba acostumbrada a ser su hazme reír, estaba acostumbrada a ser la que estaba por debajo de ese tipo de persona, que al conocerla e interactuar con ella fueron esas experiencias las que hicieron comportarme de esa manera. Y lo sé, estuvo mal.

Ahora siento algo horrible en mi corazón. Sus palabras en el auto fueron atemorizantes, tan cargadas de sinceridad y dolor que cuando sus ojos se cerraron solo pude pensar que si le sucedía algo iba a ser mi culpa, no entendía porqué no había acudido a un hospital primero, pero supongo que no era el momento para tal reclamo.

Han pasado unos treinta minutos desde que llegamos al hospital, y aún sigo sola en la sala de espera, guardando la calma, repitiendo una y otra vez esa escena en el auto, los ojos de Clinton... lo que estaba a punto de suceder en la sala, lo que Olivia acababa de confesar, las miradas de odio hacia Clinton por haber guardado el secreto, todo me estaba dando vueltas.

—Señorita... —escuché a lo lejos.

Y aunque al principio no presté atención pensando que no se trataba de mi, un segundo llamado me hizo saber que era a mi verdaderamente a la que se estaban dirigiendo.

—¿Sí? —respondí algo torpe.

—La señorita Lorens quiere que usted la acompañe en el parto.

Lorens... no sabía que ese era el apellido de Jennifer.

Sin pensarlo dos veces acepté, vi cómo Clinton pasaba a mi lado siendo yo su sustituta para ahora ser yo quien tomara la mano de Jennifer. De todas las personas que creí que fueran a hacer ésto, yo era la última.

Miré nerviosa a Jennifer quien sin yo ser consciente de ello ya se encontraba gimiendo de dolor mientras su agarre me provocó un dolor intenso en mi mano, esa mujer estaba sufriendo demasiado, todas las mujeres lo hacían.

—¡Aria! —gritó volviendo a presionar mi mano— no lo voy a soportar, no puedo…

La impotencia comenzó a crecer en mi pecho. Por amor a Cristo, ¿qué podía hacer? No era como si pudiese aliviar su dolor con palabras.

—Sé que no es fácil, pero puja —pedí sujetando con más fuerza su mano— Jennifer, tu puedes vas a mirar a tu niña crecer…

—¡Dios! —volvió a gemir entre llantos.

Secretaria de Clinton Baker ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora