El niño del encendedor.

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N/A: Adaptación de la Niña de los Cerillos de Andersen Christian.

Disfruten :3

Era una noche fría en las calles de los angeles, la gente caminaba apurada de un lado a otro, era noche buena y estaban haciéndonos supuesto las últimas compras de navidad. Pensaban solamente en la cena que compartirían pronto con toda su familia, llevaban grande paquetes envueltos en papeles de colores.

Un pequeño rubio por otra parte sólo los veía pasar por su lado, no tenía nada que lo cubriera, su cabeza y sus pies estaban desnudos, por supuesto cuando salió de casa llevaba zapatos, pero los perdió en medio camino cuando salió corriendo por aquel gran perro de la casa en la que se apoyó a tener algo de calor.

Miraba a todas partes un poco perdido, la nueva caía sobre sus cabello rubios, se acumulaban copo a copo, sus pies estaban rojos y azules del frío que hacía mientras avanzaba por las duras calles.

La gente pasaba por su lado como si fuera invisible, el habría tratado de detenerlos, de que le ayudaran, pero ya tenía miedo de la gente desde la última vez que lo intento. Le había costado perder a la única persona que sentía que lo amaba, así que no lo intentaba más.

Pronto se detuvo entre dos grandes edificios, quedando resguardarse un poco del viento helado que soplaba, además que sus pequeños pies no daban más. No podía volver a casa después de este mal día de trabajo, además que había perdido los implementos que le había dado su madrastra.

Ella era una mujer que se daba aires de grandeza, sólo porque su padre que en paz descanse, decía que había sido el rey de una pequeña tienda. Pero esto se fue a pique cuando nació Jason y la madre de este murió, decían que el traía la mala suerte consigo. Quizá por eso es que tampoco nada le iba bien en estos días limpiando jardines.

Nadie necesitaba que limpiarán su jardín y menos un niño de nueve años que ya no contaba ni con su pala para la nieve, un niño más grande se la había robado y su madrastra dijo que no le compraría una nueva, que tenía que ganarsela. Y además que ni pensará en volver si no traía dinero.

—Thalia, tengo frío —Susurró con los dientes castañeandole.

Hurgo entonces en el bolsillo de su pantalón, buscaba el único recuerdo que le quedaba de su querida hermana. Un viejo encendedor que ella había encontrado hace años mientras vendía cosas en la calle. Acaricio entre sus pequeños dedos el aparato, era de color plateado, se veía algo costoso, lo froto mientras se dejaba caer sobre una bolsa de basura.

Sus dedos entumidos por el frío comenzaron a accionar el pequeño aparato, bajo una y otra vez el pequeño botón del dispositivo, haciendo un pequeño cric, cric, sacando apenas unas cuantas chispas, hasta que pronto se convirtió en una flama, amarilla, roja y algo azul.

Fue entonces que Jason agradecía estar sentado entre las dos casas, porque le pareció ver que todo comenzaba a convertirse en algo más. Sentía el calor de una gran chimenea a su alrededor, pronto la veía delante de él.

Grande y hermosa, estaba decorada con adornos únicos, las llamas estaban calientes, los maderos ardían en su interior y el humo salía por encima de su cabeza elevándose al cielo. Estaba hecho de ladrillos naranjas, rematada con una reja de hierro en la parte del fuego, a sus lados un bote con atisadores.

Jason veía asombrado la chimenea que ahora estaba delante de él, tanto que su dedo salió del botón del encendido del encendedor y entonces la escena se esfumó. El frío lo golpeó de pronto, volvió a mirar a su alrededor y ya no había chimenea, no habia adornos, no había fuego para calentarse ni en el cual sentirse cómodo. Todo se había ido en cuento la llama se apagó.

One shot JercyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora