Hasta que Regrese.

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Hace unos días que me tuve que ir, me dolió dejarte pequeño humano, se que no sabes como vivir, por eso he tenido que encontrar a alguien más para ti.

A ti mi pequeño gato negro, te estoy encomendando la misión más grande de todas. Hasta mi regreso.

Por favor Blackjack, cuida de mi pequeño humano, se que llora mucho, que es frágil y que la gente no tiene piedad con él, por favor protegelo. Te prometo que el nunca olvidará limpiar tu arenero, ni tu comida cuando la pidas, incluso si olvida la suya propia, nunca te olvidará a ti.

Yo regresaré pronto, quiero ser fuerte para él, tengo que serlo, pero hasta mi regreso cuídalo por mi Blackjack.

Un azabache de ojos verdemar entro en la pequeña habitación y se acostó en el colchón sucio y desgastado que había en el suelo, se saco el suéter viejo y desgastado que cargara encima y vio al pequeño gato negro que estaba en la cama.

—Hey Blackjack has vuelto —Susurro tomando al gato entre sus brazos para luego acostarse con él. El muchacho se veía Delgado, tenía pronunciadas ojeras, habían Cortes en sus brazos, rastros de lágrimas en sus mejillas junto con un hematoma que estaba cubierto por maquillaje —Hola amiguito ¿Qué has hecho? —

El gato maullo suavemente ronroneando, tratando de transmitir todo su calor al ser que lo sostenía, el chico le acariciaba las negras orejas con ternura mientras las lágrimas rodaban a los costados de sus ojos.

—¿Has visto a la señora O'Leary? hace días que no la veo espero vuelva pronto —Sollozo quedamente mientras el gato seguía ronroneando —Espero que este bien —

Por favor mantenlo caliente, el no tiene pelo como nosotros, así que no puede protegerse.

—¡¿Dónde estas lumbrera?! —Un grito reververo por la pequeña habitación mientras unos pesados pasos se oían por el pasillo.

—Ve afuera Blackjack, por la ventana —Se apresuro a sacar al gato por la ventana a la escalera de incendios y cerró, volvió a ponerse el suéter que cargara.

Justo antes de que la puerta de la habitación se abriera y la tortura comenzará una vez más.

Una vez que ese ser terminará de causar su daño, el chico sollozaba en la esquina de la cama abrazando su ropa entre sus manos, su cuerpo desnudo lleno de nuevos golpes temblaba estremeciendose hasta que lo escucho cerca de la ventana, un suave maullido.

—Ya voy Blackjack, debes tener hambre, lo siento —Se comenzó a poner la ropa penosamente, sus movimientos eran torpes y lentos mientras se acercaba al borde del colchón, puso los pies descalzos en el suelo y se arrastró hasta una tabla hueca.

Saco un pequeño tazón con pepas de gato y algo de atún, también uno que lleno con agua fresca de la llave, se apresuro tanto como sus heridas se lo permitieron a llevarlos a la ventana y dárselos al pequeño gato negro.

—Toma, come bonito —Acaricio sus orejas mientras se recostaba contra la ventana —¿Te mando la señora O'Leary verdad? ¿Ella ya no vendrá? La voy a extrañar como a todos los que se van —Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos.

Yo volveré mi pequeño humano, hasta mi regreso Blackjack te cuidará.

Meses después

One shot JercyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora